Más de cuatro décadas han pasado desde que uno de los mayores realizadores del cine Alfred Hitchcock abandonó el mundo terrenal un 29 de abril de 1980 con 81 años de edad y una fructuosa carrera de más de medio siglo de duración a sus espaldas. Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, el legado de su carrera se ha mantenido hasta nuestros tiempos y a día de hoy seguimos disfrutando de sus precursoras técnicas cinematográficas en el mundo del cine de intriga y suspense.
Con motivo del cuadragésimo segundo aniversario de su muerte hacemos, a continuación, una selección y repaso por cinco de sus películas más memorables. ¿Estás preparado/a?… ¡Acción!
El Hitchcock más brillante
Para empezar este recorrido por la carrera del realizador, hemos echado mano de nuestra biblioteca de 35mm, para consultar tres libros de lectura obligatoria para amantes del buen cine.
Comenzamos por el libro del autor Schneider, Steven Jay (2004), titulado: 1001 películas que hay que ver antes de morir. Su lectura, tal y como su nombre indica es más que recomendable para todo tipo de cinéfilos empedernidos de toda clase de géneros cinematográficos, entre ellos, los del maestro del suspense. Una de las portadas de este libro fue ocupada por una aterrorizada Janet Leigh, gritando en la ducha, cuya escena todos identificamos con la famosa película Psicosis (1960).
Psicosis: una de las películas de terror más influyentes en la historia del cine
Esta película le valió a Hitchcock su título de maestro del suspense. En ella, Anthony Perkins interpreta al protagonista, Norman Bates, un joven al cargo de un motel de carretera. La película dará un giro cuando Marion Crane, huésped del motel, es asesinada mientras se ducha, pero no de cualquier forma, sino apuñalada con un enorme cuchillo de carnicero.
El terror de la escena se intensifica con una banda sonora de chirriantes violines —compuesta por Bernard Herrmann— que acompasan el terrible ataque.
En psicosis, Hitchcock destroza una a una las expectativas del espectador, matando a su protagonista en el primer tercio de la cinta.
Una de las anécdotas de la escena del ataque, supervisada bajo la estricta mirada de la censura es que se creía que la actriz Janet Leigh, protagonista, mostraba uno de sus pechos en la ducha; sin embargo, no llegaba a verse ninguna de sus partes íntimas. Tampoco hubo derrame de sangre sino de sirope de chocolate, ya que al tratarse de una película en blanco y negro daba más veracidad.
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La escena del asesinato en la ducha, incansablemente imitada en posteriores producciones, no fue de fácil ejecución. Su rodaje duró siete días y presentó 77 ángulos de cámara. La combinación de tomas cercanas con duración corta (montaje acelerado), logra una secuencia más subjetiva, lo que el genio de la psicología del cine describió como una “transferencia de la amenaza desde la pantalla a la mente del espectador”.
Tal y como se describe en nuestro segundo libro consultado de Duncan Paul & Müller Jürgen, Cine de Terror (2018): “Psicosis es una película inmortal, porque conecta directamente con nuestros temores: el temor de cometer un crimen impulsivamente, el temor a la policía, el temor de morir a manos de un maníaco y, por supuesto, el temor de decepcionar a nuestra madre. Es pues, una cinta en la que se mezcla la realidad con la fantasía en fascinantes proporciones, y que se remata con sorpresas ágiles, espeluznantes y desconcertantes”
A pesar de que el estreno de la película en Estados Unidos fue mal recibido por la crítica, la reacción del público fue sorprendente buena y las colas para sacar las entradas daban la vuelta a la manzana.
Continuamos con otra de sus películas clave, La ventana indiscreta, (1954) con un guion, reparto y decorado perfectos.
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La ventana indiscreta: un ecosistema vivo de apartamentos en donde de todo pasa
Para tener una total libertad de movimiento en el rodaje, Hitchcock construye una réplica de un edificio de Nueva York. Constantemente animado y atestado, todos los vecinos tienen su propia historia, aunque sus vidas se interrelacionan a través de las ventanas y su patio interior.
Reproduje un fascinante estudio de la obsesión y el voyerismo interpretado por James Stewart, en el que también es protagonista la exitosa actriz Grace Kelly en uno de sus últimos papeles.
La ventana indiscreta está construida con tanta precisión como el decorado en el que se rodó. El escenario creado por Hitchcock captura al espectador con las acciones de sus personajes a la par que estos se encuentran ensimismados con la vida de sus otros vecinos. Se trata pues, de un círculo vicioso perfecto.
Después de la película Vértigo, (1958), que veremos a continuación, este filme quizás sea la fusión de entretenimiento, intriga y psicología más exitosa.
Alfred Hitchcock, nombrado como “el mago del cine”, en alusión a sus técnicas de realización y montaje que recuerdan a trucos de magia, pero que en realidad responden a una técnica precisa fruto de la innovación, fue el creador del efecto vértigo. Un recurso cinematográfico que empapa los episodios de vértigo sufridos por el siguiente protagonista.
Vértigo: el filme donde el travelling compensado nace
James Stewart, protagoniza a Scottie, un policía retirado a causa de su vértigo y que ahora ejerce de manera ocasional como detective informal.
Hitchcock ideo el efecto vértigo cuando retrató los episodios de vértigo sufridos por el detective: uno de ellos cuando Scottie mira la calle hacia abajo, a los cuatro minutos del principio de la película y otro más adelante, cuando observa el bajo de una escalera.
El efecto vértigo también conocido como Dolly zoom o travelling compensado, fue creado por el mismo Hitchcock usando una maqueta horizontal, que combinada un zoom atrás con un travelling (desplazamiento) hacia adelante, o la inversa, un zoom adelante con un travelling atrás.
Este efecto cinematográfico, también se llega a utilizar en Psicosis, pero en el cine cuando verdaderamente llega a democratizarse es a partir de la película de Steven Spielberg, Tiburón (1975).
En definitiva, Vértigo es una película turbadora, con momentos de surrealismo en primer plano que de vuelven a estar apoyados por la insistente banda sonora de Bernard Herrmann.
A continuación, pasamos a conocer una película que destaca por ser una anomalía entre las películas de Hitchcock, Los pájaros, (1963).
Los pájaros: uso de chroma key de manera pionera
Esta película es lo más cerca que está el director de una película de terror convencional, junto a que es la más enigmática de todas por que invita a múltiples interpretaciones. Hitchcock no dio ninguna pista y únicamente se deslumbra el terror del filme a través de los efectos utilizados.
En los pájaros, Hitchcock utiliza de manera pionera el trabajo con máscaras haciendo referencia a la técnica del chroma key. Se introducen unos pájaros mecánicos, en combinación con los reales, que hace de cada ataque una experiencia angustiosa.
La tensión es agudizada con la incorporación de una banda sonora electrónica, también pionera, —supervisada por Bernard Herrmann—, con una mezcla de sonidos extraños que se entremezclan con los graznidos de los pájaros y el batir amenazante de sus alas.
Por último, repasamos un filme precursor en la utilización de los planos secuencia, titulado, La Soga (1948).
La Soga: uno de los filmes más experimentales logrado gracias a sus planos secuencia
Esta película fue una adaptación de la obra de teatro Rope escrita por Patrick Hamilton en 1929, y se constituye como la primera película en color dirigida por Hitchcock.
En La Soga, Hitchcock abandona la mayoría de las técnicas convencionales de rodaje e introduce escenas continuas, conocidas como plano secuencia. Cada escena llega a durar diez minutos sin haber cortes de por medio. La excelente planificación de los movimientos de cámara propicio un montaje sencillo sin apenas cambios.
Como anécdota, en el rodaje de esta película se utilizó como fondo un diorama que fue el más grande utilizado en un escenario hasta el momento. En él, se incluían modelos de los edificios del Empire State y el Chrysler, junto a humos de chimeneas y señales de neón que creaban un ambiente idóneo para la trama truculenta del filme.
Conclusiones: Alfred Hitchcock, el inimitable maestro del suspense
Su interés por la psicología humana se muestra en los personajes de sus películas que son retratados profundamente como personas con problemas comunes, convencionales, fácilmente identificables por el público.
Hitchcock definió al cine como un arte visual, en donde los diálogos son algo secundario. Lo que un personaje piensa o quiere decir, debe reflejarlo en su rostro, mostrarlo con la interpretación.
Con un vocabulario audiovisual muy definido, Hitchcock consigue capturar la mente del espectador con una trama en la que el juego entre el intelecto e intriga no responden a modas, sino a una atemporalidad donde la psicología como base permanece perenne. De ahí que sus películas sigan estando vigentes y no respondan a su época, pudiendo parecer de cualquier tiempo, eso sí, obviando el blanco y negro de alguna de sus producciones.
Algo que dejó claro como uno de sus principios básicos fue que el cine es un espectáculo y el público es el destinatario.
El entendimiento y respecto con el público, como el fin destinatario de sus películas tomándolo en consideración al máximo —algo poco corriente en la época— fue clave en su éxito.
Considerado por los críticos como un director comercial, no recibió buenas opiniones hasta los últimos años de su vida. Sin embargo, para Hitchcock, el espectador era el crítico más exigente, de modo que lo único que le importaba era que el público saliese feliz de los estudios al terminar de ver una de sus películas.
El cuidado de su relación con el espectador lo realizaba vinculando su propia persona con sus producciones apareciendo en los tráileres publicitarios y relacionando su nombre con sus publicaciones, metrajes, como el que te mostramos a continuación.
Terminamos con el recorrido por la trayectoria del maestro, no sin antes recomendarte, eches un vistazo a nuestra Formación en Realización. ¿Por qué no? ¡Tú también puedes crear tu propio futuro en la industria audiovisual y hacer historia! ¡Adelante!