En la fotografía cinematográfica son muchos los aspectos que juegan su papel para conseguir una imagen atractiva y destacada, desde la luz hasta el encuadre y desde el movimiento hasta la angulación. Pero todo esto no valdría de nada si no fuese por un elemento absolutamente fundamental: la cámara de cine.
Piénsalo un momento. Podrías eliminar prácticamente cualquier elemento de la producción de un film (luces, maquillaje, vestuario, escenografía…), y todavía podrías hacer una película sin mayores inconvenientes. Pero si eliminas la cámara, nada más existe. Esa brutal importancia es la que nos hace escribir hoy un artículo sobre ella, ya que son muchos los aspectos que como Directores de fotografía debemos analizar de estos equipos para poder obtener las imágenes que deseamos. Vamos a conocerlos.
Vale hacer la aclaración de que hoy nos centraremos en las cámaras digitales, ya que son las que más se utilizan actualmente. En un artículo futuro nos centraremos en las cámaras de cine “de toda la vida”.
Montura del lente en una cámara de cine profesional
Uno de los aspectos fundamentales de la cinematografía es la selección de lentes, por lo que este debería ser uno de los primeros factores a tener en cuenta al momento de elegir una cámara de cine.
Existen varias monturas de lentes estándar, incluidas las monturas DSLR nativas, los soportes de cámaras sin espejo y el soporte PL, que podemos encontrar en cámaras de cine de alta gama.
Algunas de estas monturas son más adaptables que otras, lo que abre un enorme abanico de opciones de lentes que podremos elegir en función de nuestro presupuesto y el aspecto que deseemos conseguir. Conocer las lentes que tendremos disponibles o que podamos adquirir debe jugar un papel importante en la elección de con qué cámara de cine filmar.
Tamaño del sensor
El sensor es el corazón de la cámara digital, ya que es el encargado de captar y grabar la luz que formará la imagen. El tamaño del sensor estándar se había desarrollado en función del Súper 35, aunque la irrupción del fullframe ha hecho que el Súper 35 pierda muchísimo terreno.
Cuando se habla del tamaño del sensor, es normal pensar que cuanto más grande, mejor. Y si bien en muchos sentidos esto es así, también debemos tener en cuenta que el tamaño no lo es todo.
El tamaño del sensor influye directamente en muchas otras características de imagen, incluida la compatibilidad de la lente, el ángulo de visión en una distancia focal determinada o la profundidad de campo que podamos conseguir.
Cuanto más pequeño es el tamaño del sensor, más pequeño será el ángulo de visión (es decir, que el ancho de la escena que se captura será menor). Por ejemplo, una lente de 50 mm en un sensor fullframe tendrá un ángulo de visión de aproximadamente 40 grados, mientras que la misma lente en un sensor Súper 35 solo tendrá alrededor de 25 grados. Para obtener el ángulo de visión equivalente al fullframe necesitaríamos usar una lente de alrededor de 32 mm.
Es importante entender este tipo de análisis, ya que comparar o intentar hacer coincidir el ángulo de visión entre dos sensores diferentes nos ayudará a comprender el tipo de imagen que podremos conseguir con uno y otro, para luego poder tomar la decisión más adecuada.
Profundidad de campo
Solo de profundidad de campo podríamos escribir un artículo larguísimo en el que explicar cada uno de los aspectos a tener en cuenta sobre la misma (tranquil@, pronto lo escribiremos), pero para poder seguir hablando sobre los aspectos y las partes de una cámara de cine profesional, vamos a hacer cortita esta explicación.
La profundidad de campo es, básicamente, la cantidad de espacio que se encuentra en foco en una toma determinada. Este espacio es variable y depende tanto de la apertura de la lente como del sensor de la cámara y de la distancia entre la cámara y el objeto enfocado. Esto hace que tanto los lentes que podamos llegar a utilizar como el propio sensor de la cámara se conviertan en aspectos definitorios al momento de elegir una cámara de cine determinada.
Rango dinámico
El rango dinámico es, en sí, la relación entre los valores más altos y más bajos de una cantidad variable. Este rango entre valores se puede medir con luz o con sonido.
Centrándonos exclusivamente en la luz, que como Directores de Fotografía es lo que nos interesa, este es el rango en el que una cámara puede capturar las áreas más brillantes y más oscuras de una imagen sin que se pierdan detalles ni en una ni en otra zona.
Esto significa que, cuanto más rango dinámico tenga una cámara, más margen de maniobra tendremos para capturar una toma. Esto es muy útil si vamos a filmar tomas con grandes contrastes de luces y sombras.
Cámaras con gamma log
Si queremos contar con un rango dinámico muy amplio, lo mejor es buscar cámaras que ofrezcan curvas de gamma «log». Estas cámaras producen una imagen que conserva más información en las sombras y las altas luces. Esto nos permite preservar las sombras y resaltar las altas luces en postproducción, cosa que resultaría imposible si no trabajamos con una curva gamma log.
Resolución
Cuando hablamos de resolución, debemos considerar tanto la resolución del archivo de video grabado como la resolución del sensor.
Si nos referimos a cámaras de cine profesionales, muchas de ellas tendrán sensores con resoluciones que coinciden con el video de mayor resolución que la cámara puede grabar. Pero esto no sucede siempre con las cámaras DSLR o las cámaras diseñadas para fotografía, que pueden tener sensores con resoluciones que no coincidan con la medida final del vídeo.
En este último caso, es habitual que para grabar en 4K o incluso en 1080p la cámara se salte una línea de píxeles entera o que aplique la interpolación de pixeles (un proceso utilizado para conseguir un tamaño mayor de la imagen inicial, rellenando la información que falta con nuevos datos calculados a partir de un algoritmo específico). Esto puede tener un impacto negativo en la imagen, reduciendo su calidad.
Ahora bien, para elegir la cámara adecuada es necesario analizar dónde expondremos nuestro film. Si vamos a filmar una película que solo se verá en internet, probablemente no necesitemos más que 1080p. Eso sí, así como decimos eso, también decimos que, con el lento cambio a televisores Ultra HD (3840 x 2160) que se está dando, adquirir una cámara con resolución 4K puede convertirse en una inversión a futuro muy inteligente (incluso si fuésemos a trabajar en menor resolución, comprar una cámara que pueda grabar 4K/UHD es una idea inteligente, ya que reducir un video de 4K a 2K casi siempre brindará imágenes más nítidas que si se graban directamente en 2K en la cámara)
Sensibilidad
Un factor importante para muchos Directores de Fotografía puede ser el rendimiento que tenga la cámara con poca luz (y sino que se lo pregunten a Emmanuel Lubezki, que filmó todo El renacido solo con luz natural).
Un factor que contribuye a este aspecto es el tamaño de píxel. En general, cuanto más grande es el píxel, mejor es para recoger la luz y reducir el ruido de la imagen. Por lo tanto, los sensores de mayor tamaño y los sensores con menor densidad de píxeles tienden a funcionar mejor con poca luz. También hay otros factores que afectan a la sensibilidad, como el diseño del sensor, el procesamiento interno de las imágenes y la reducción de ruido.
Vale la pena aclarar que la mayoría de las cámaras tienen una ISO nativa en la que se desempeñan mejor. Para un rendimiento óptimo, muchos Directores de Fotografía mantienen las cámaras con su ISO nativa y adaptan la iluminación, aunque también pueden hacer lo contrario y forzar un poco el ISO con una iluminación algo menor.
Tipo de obturador
Existen cámaras con dos tipos distintos de obturación: las cámaras con obturación global, en las que el sensor capta la luz de toda la toma a la vez, y las cámaras con obturación rolling shutter, en las que el sensor escanea la imagen línea por línea.
Este último sistema se basa en la teoría de que el sensor puede continuar recolectando fotones a medida que ocurre el proceso, aumentando así la sensibilidad. Pero la realidad es que este sistema tiene una contra muy grande: si la cámara o el objeto enfocado se mueve más rápido que la velocidad a la que el sensor puede escanear todos los pixeles, la imagen adquiere un movimiento notable (conocida como “efecto gelatina”) que queda muy feo.
La realidad es que existen muchas cámaras de cine profesionales que trabajan con este sistema, pero cuentan con una velocidad de escaneo tan rápida, que el efecto gelatina prácticamente no es perceptible. Las cámaras que sí pueden sufrir este efecto son las DSLR de fotografía, que no están específicamente diseñadas para filmar a gran velocidad.
Grabación
Al examinar las capacidades de grabación de una cámara, hay muchas cosas que debemos considerar más allá de la resolución, incluidas las velocidades de fotogramas, el códec, la velocidad de bits, la profundidad de color y el muestreo de color. Vamos a ver estos apartados
Tasas de fotogramas
Hoy en día las películas se filman a 24 FPS (23.976 para ser más exactos) en Estados Unidos y a 25FPS en la región PAL, de la que España forma parte, por lo que siempre buscaremos una cámara de cine que ofrezca estas tasas o mayores (que son, a decir verdad, prácticamente todas).
Además de estas velocidades de fotogramas estándar, si queremos desarrollar algún tipo de trabajo en cámara lenta, debemos buscar una cámara capaz de disparar a velocidades de fotogramas más altas, como 60p, 120p o 240p, dependiendo de qué tan lento queramos grabar. Ten en cuenta que, a menudo, las velocidades de cuadro más altas ofrecen resoluciones más bajas que la resolución máxima de una cámara, o solo permiten grabar en ráfagas cortas.
Códec y tasa de bits
Las imágenes capturadas por una cámara se graban internamente usando una amplia variedad de códecs. Un códec es, básicamente, una forma de compresión digital que preserva el espacio de almacenamiento y facilita la reproducción rápida.
Los códecs pueden variar tanto en niveles de compresión como de velocidad de bits. En líneas generales podemos decir que cuanto mayor sea la tasa de bits, más información registra la cámara por segundo y, en general, mayor es la calidad de la imagen. Eso sí, velocidades de bits más altas traen aparejados archivos de mayor tamaño, lo que hará necesario contar con más recursos en nuestro ordenador para reproducir y editar el video.
Profundidad de bits de color
La capacidad de la cámara para reproducir colores con gradación suave es muy importante para crear imágenes atractivas y realistas. La cantidad de colores posibles que una cámara puede grabar está determinada por la profundidad de color, también llamada profundidad de bits o bits por pixel.
En este sentido, todo lo que importa se limita a la cantidad: un archivo de video de 8 bits tiene 8 bits de datos para cada canal de color (256 tonos de rojo, verde y azul), lo que nos da un total de 16.7 millones de colores posibles. Esto puede parecer mucho, pero la realidad es que aún produce “bandas” de color en áreas de gradación suave. Eso sí, como la mayoría de los monitores y HDTV son de 8 bits, esta profundidad de bits suele ser suficiente.
Ahora bien, si queremos conseguir absoluta pureza en nuestra película, tendríamos que buscar algo un poco más “potente”. Una cámara de cine de 10 bits, por ejemplo, produce 1.024 tonos de rojo, de verde y azul para la friolera de 1.07 mil millones de colores posibles. Lógicamente, el tamaño de los archivos serán mucho más grandes que con 8 bits, pero tendremos más información de color para trabajar. Así podemos llegar a encontrar cámaras que incluso ofrecen profundidades de bits de 16 bits.
Submuestreo de crominancia
Junto con la profundidad de bits, también debemos tener en cuenta la precisión del color a la hora de elegir con qué cámara.
Para comprender de qué va esto, debemos entender que cada píxel en un sensor registra un valor de luminancia (brillo) y un valor de crominancia (color). El submuestreo de croma es un proceso en el que cada pixel registra un valor de luminancia, pero registra junto a otro u otros un mismo valor de crominancia, compartiendo todos un mismo color.
La razón detrás de esto es que el ojo humano tiene menos agudeza para diferenciar el color que el brillo, por lo que esta pérdida se vuelve casi imperceptible.
Un submuestreo de crominancia de 4: 4: 4 significa que la información de luminancia y crominancia se registra para cada píxel de forma individual (es decir, que no hay submuestreo), pero esto solo está disponible en los modelos de cámara de más alta gama. Un submuestreo 4: 2: 2 es una submuestra común donde cada dos píxeles comparten una muestra de crominancia, mientras se registra la luminancia para cada píxel de forma individual. Esto, a pesar de lo que puede parecer, sigue ofreciendo una gran precisión de color para la mayoría de las aplicaciones que vayamos a realizar.
Archivo RAW
Un último aspecto muy interesante a tener en cuenta al momento de elegir una cámara de cine con la que grabar es si permite o no hacerlo con archivo RAW.
Un archivo RAW es un archivo completamente crudo, sin compresión alguna (por lo que, lógicamente, no utiliza ningún códec). Tiene la ventaja de que la cámara no toma ninguna decisión sobre la imagen (es decir, que no modifica el balance de blancos, el contraste, ni nada por el estilo), por lo que nos abre un mundo muy amplio de posibilidades a la hora de editar en postproducción.
La única “contra” que le podemos encontrar a los archivos RAW es que, lógicamente, pesan bastante más, por lo que exigen mayores recursos a la hora de tratarlos que lo que necesitaríamos con un archivo comprimido con algún códec.
Hasta aquí llegamos con el repaso de los diversos aspectos que debemos tener en cuenta al momento de elegir con qué cámara de cine profesional filmar. Eso sí, no creas que por contar con un bajo presupuesto o por no poder contar con la mejor cámara de cine no vas a poder filmar una buena película. Como prueba de que la creatividad es mucho más fuerte que el equipamiento, te dejamos un vídeo en el que Sean Baker habla de cómo filmó Tangerine, película que recibió muy buenas críticas de parte del público y de los críticos de cine, solo utilizando un IPhone 5S.
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