El cine nos sorprende cada día con nuevos títulos y aunque desde la aparición de la tecnología 3D no hemos visto grandes avances, en sus inicios la incorporación del color y el sonido supuso una auténtica revolución.
Continúa leyendo y descubre con nosotros cuándo se incorpora el sonido y el color al cine. Además, te contamos las diferentes técnicas utilizadas y la mejor formación si deseas trabajar en la industria cinematográfica.
La llegada del color a la industria del cine
La industria del cine comenzó su aventura en París a principios de 1895 y desde entonces no ha parado de sorprendernos.
Aunque en un principio los espectadores de la época se conformaban con ver escenas de la vida cotidiana, poco a poco se fueron introduciendo elementos que convirtieron a la industria del cine en lo que conocemos hoy en día, una auténtica máquina de crear sueños y un lugar donde generar ideas y dejar volar la imaginación.
Durante sus inicios, el cine no disponía ni de sonido, ni de color. Curiosamente sería este último, el color, el primero en hacer acto de presencia en las pantallas, ya que llegaría prácticamente en los comienzos del cine.
Auguste y Louis Lumière, los inventores del primer cinematógrafo (patentado el 13 de febrero de 1895), comenzarían a rodar numerosas películas en las que captaban escenas cotidianas. Sin embargo, todas ellas carecían de montaje y la cámara se situaba en una posición fija.
No sería hasta unos años después, a principios del siglo XX, cuando los nuevos cineastas impactarían a los espectadores con la incorporación de los primeros efectos especiales, efectos que incluían por primera vez el color.
George Mélies, uno de los primeros en utilizar efectos especiales en el cine, también sería uno de los pioneros en proyectar películas con color. Su sistema era del todo manual y sus películas debían colorearse a mano fotograma a fotograma. Una auténtica locura, ya que requería horas de trabajo.
Puedes ver un ejemplo de película coloreada a mano en la cinta, Viaje a la Luna (1902) de George Meliés.
En España, el cineasta Segundo de Chomón, influido por Méliès, también decide pintar a mano sus primeras películas. De hecho, la familia de Chomón crea, entre 1901 y 1929 (año de la muerte del cineasta), un pequeño taller de pintado de películas que trabaja con distintas compañías en las principales capitales de Europa.
¿Cuál fue la primera película a color?
Tanto Méliès como Chomón son dos de los cineastas más precoces en el uso de los efectos especiales. Ellos colorearon sus películas de forma manual, antes de la invención de las técnicas mecánicas. Hasta hace unos pocos años, el cortometraje de ocho minutos titulado A Visit to the Seaside, mostrado al público por primera vez en 1909, estaba considerado la primera película a color de la historia.
No obstante, hace poco (concretamente en 2021) salía a la luz una nueva película, sin título, realizada en 1901 por el fotógrafo Edward Turner y su mecenas Frederick Marshall Lee. La cinta, que capta una escena costumbrista de tres niños alrededor de una pecera, puede ser visualizada en el National Media Museum de Bradford (Reino Unido) y, al parecer, se trata de la primera película en color de la historia.
Los responsables del museo creen que los niños podrían ser los hijos de Turner y aunque la cinta, obviamente, fue rodada en una película en blanco y negro, a posteriori se incorporaron filtros verdes, rojos y azules.
En el siguiente video puedes ver la primera película a color de la historia.
Películas a todo color: técnicas mecánicas
En 1906, tan solo 11 años después de la aparición del cine, llegarían las primeras pruebas mecánicas para incorporar color a las cintas.
El primer proceso mecánico utilizado fue conocido como Kinemacolor y fue desarrollado por el británico Albert Smith y financiado por el Charles Urban, un estadounidense afincado en Londres que creó su propia compañía productora. Ambos crearon un sistema de dos colores (rojo y verde), basado en la película en blanco y negro, a la cual incorporaban unos filtros colocados en ruedas giratorias mientras se filmaba la película. Posteriormente, el mismo proceso se tenía que utilizar también durante la proyección.
El público en general disfrutaría de una proyección por primera vez en Kinemacolor el 26 de febrero de 1909 en un programa de veintiún cortometrajes presentados en el Palace Theatre de Londres.
Posteriormente, a lo largo de los años, la industria del cine utilizaría técnicas muy variadas para incorporar color a sus películas, entre ellas; el Technicolor o el Eastmancolor.
El corto de animación de Walt Disney, Flowers and Trees (1932) coloreado con el sistema Technicolor, está considerado el primer film comercial a color del cine. Una cinta que, además, logró un gran éxito, tanto de crítica como de público, logrando alzarse con el primer Premio Óscar al mejor cortometraje de animación.
Aunque la técnica del Tecnicolor se fue perfeccionando y reinó durante muchas décadas, finalmente fue perdiendo terreno con el aumento de las salas de cine en los Estados Unidos, ya que su planta de impresión no era capaz de realizar las copias que demandaba el mercado.
La última película estadounidense estrenada antes de que Technicolor cerrara su planta de impresión fue El padrino II (1974).
Technicolor volvería a introducir el proceso de transferencia de tinta en la producción general de cine en 1997, el cual se utilizó principalmente para la restauración de algunas películas. Sin embargo, la aparición del cine digital en los años 90 terminaría por reemplazar casi por completo el Technicolor y el celuloide.
El sonido en el cine: música en directo y efectos sonoros
Ahora que ya sabes que el color llegó al cine prácticamente en sus inicios, veamos que sucedió con el sonido.
Actualmente, es prácticamente imposible pensar en una película sin relacionarla con las voces de sus protagonistas o con una banda sonora y es que, sin el sonido, el cine carecería del realismo y la tensión necesaria para contar una historia y emocionar o sorprender al espectador. Sin embargo, durante muchos años, las pantallas de cine solo proyectarían películas de cine mudo.
Aunque la primera película sonora se proyectó por primera vez en París en 1900, los espectadores tendrían que esperar hasta el año 1927 para disfrutar de la primera proyección comercial de una película con el sonido completamente sincronizado con la imagen.
No obstante, mucho antes de que el sonido sincronizado llegase a los cines, los espectadores ya disfrutaban de películas con música o efectos sonoros. A la hora de proyectar una película, los cineastas contrataban los servicios de compositores y músicos para acompañar con sus composiciones las películas. La música en directo, ya fuese de la mano de un pianista o de toda una orquesta, formaba parte indispensable en el espectáculo del cine, sobre todo en las grandes ciudades.
Además, no solo la música acompañaba la trama del film, también había cabida para los efectos sonoros. Algunos exhibidores contaban con máquinas especiales para producir sonidos de relámpagos, lluvia, trinar de pájaros, etc.
Compositores, músicos y creadores de efectos sonoros fueron indispensables durante la época del cine mudo.
La llegada del sonido sincronizado al cine
Posteriormente, cuando la tecnología permitió grabar en el celuloide la pista sonora, el cine cambió radicalmente y dejó atrás, paulatinamente, el cine mudo.
El primer sistema sonoro en ver la luz fue el llamado TriErgon, patentado en 1918. Este sistema permitía la grabación directa en el celuloide. Sin embargo, el sistema no se perfeccionaría hasta 1923, cuando el ingeniero norteamericano Lee de Forest presenta el Phonofilm, un invento que establece las bases del sistema que finalmente se impone en la industria y que resuelve los anteriores problemas de sincronización y amplificación del sonido.
El film, El cantante de jazz, dirigido por Alan Crosland y estrenado en Nueva York el 6 de octubre de 1927, utiliza por primera vez esta tecnología con el sistema sonoro Vitaphone, un proceso que consiste en grabar la banda sonora de las películas por separado en discos. Posteriormente, los discos se ponían de forma sincronizada con la película proyectada. Nace así el primer sistema estándar de cine sonoro.
A partir de entonces y a pesar de las numerosas críticas (algunos llegaron a decir que era innecesario y perjudicial para la imagen) el sonido se convirtió en un elemento imprescindible para enriquecer la trama, causar efectos y aportar más dramatismo e intensidad a una escena.
A pesar de las múltiples dificultades, poco a poco, el cine sonoro demuestra su rentabilidad y deja atrás a muchos profesionales y actores que no son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos.
El cine mudo había reinado durante 35 años, pero, finalmente, es vencido por el cine sonoro.
Hoy en día el sonido es tan importante o más que la imagen. Los cineastas lo tienen claro y miman hasta el último detalle del diseño sonoro de sus películas. Los tres tipos de sonido presentes en el cine; las voces, la música y los efectos de sonido, son fundamentales para que un guion se convierta en realidad, ya que tiene la capacidad de generar emociones en el espectador y hace la historia más real y creíble.
Llegamos al final de nuestro artículo dedicado a la incorporación del color y el sonido al cine. Esperamos que hayas disfrutado. Si es así es posible que también te interese la lectura de nuestro artículo La importancia del sonido en el cine.