Historia de la producción audiovisual
Vivimos en un mundo de imágenes. Nuestra cultura y nuestra sociedad están constantemente acompañadas de pantallas: ordenadores, tablets, móviles, vallas publicitarias digitales… ¡Parece que siempre han estado ahí! Y sin embargo, la historia de la producción audiovisual es relativamente corta; sobre todo si la comparamos con otras disciplinas con la pintura, la escultura o la literatura.
Lo que hoy conocemos como “medios audiovisuales” se llamaba no hace tanto tiempo “la tele y el cine”. La única pantalla que había en los hogares era la del televisor (o la caja tonta, como la llamaban las abuelas). Ir al cine era todo un acontecimiento: todavía recuerdo la sensación que me causaba cuando era pequeña, una mezcla de ilusión, emoción e incluso miedo. Y es que la gran pantalla imponía…
Aun así, muchos padres y abuelos que aún viven pasaron su infancia y su juventud en casas sin pantallas. El cine era un lujo, reservado solo para las ocasiones o para familias “con posibles”. Los medios audiovisuales se encontraban aún en proceso de desarrollo; su difusión a gran escala tardaría décadas en llegar.
Vamos a comenzar un viaje cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX. Recorreremos la historia de la producción audiovisual, desde sus inicios en la gran pantalla hasta las stories de Instagram y los canales de los influencers de You Tube. ¡El Delorean nos espera!
¿Cuándo aparece el término “audiovisual”?
¡Aguarda un momento! Antes de viajar al pasado siguiendo la estela de los míticos Doc y Marty McFly, vamos a ver de dónde procede la palabra “audiovisual”. El concepto en tiene su origen en los años 30, en los Estados Unidos, relacionado con las primeras películas que combinaban imágenes y sonido.
Fue entonces cuando nació el término; pero en su aspecto más amplio, el concepto se popularizó en Francia en los años 50. En este momento pasa de ser un adjetivo a un sustantivo: aparece “el audiovisual” con entidad propia. Eugenio Vega, Doctor en Ciencias de la Información y en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, define este término como “la integración e interrelación plena entre lo auditivo y lo visual para producir una nueva realidad o lenguaje. La percepción es simultánea”.
Historia de la producción audiovisual: los orígenes
Aunque no lo creas, la historia de la producción audiovisual no comienza exactamente con el cine. ¿Sabías que hay un arte que combina palabra e imagen, y que emergió antes de las primeras películas? Aunque no se trata de una disciplina “audiovisual” al cien por cien (no se puede escuchar), se podría considerar el formato precursor del cine. Por supuesto, estoy hablando del cómic.
El cómic es el “padre” del story board cinematográfico. De hecho, ambos artes nacieron prácticamente al mismo tiempo: el primer cómic considerado como tal, The Yellow Kid, apareció en 1895, mientras que el nacimiento oficial del cine se establece en 1895. Ese año, los hermanos Lumière comenzaron a mostrar sus películas en el Salón Indien de París, con títulos históricos como “La llegada de un tren a la estación de Closat”. Un film que, por cierto, hacía que los espectadores huyeran en desbandada ante la aparición del ferrocarril en la pantalla…
Al tratarse de cine mudo se podría pensar que se trata de un medio visual, pero no audiovisual. No es así: de hecho, las primeras películas mudas estaban acompañadas de música (ejecutada por lo generar por un pianista, presente en la sala) e incluso de efectos sonoros creados in situ o narraciones.
A los hermanos Lumière le siguieron artistas tan célebres como Georges Méliès, considerado el creador de la ficción cinematográfica. Sus maravillosas películas, realizadas a principios del siglo XX y basadas en las novelas de Julio Verne, siguen siendo un increíble despliegue de imaginación e ingenio.
Gracias a Mèliés, los espectadores pasaron de contemplar escenas de la vida cotidiana a ser testigos de auténticas maravillas. También está considerado el creador de técnicas cinematográficas aún empleadas, como la sobreimpresión o el stop motion.
No me resisto a invitarte a descubrir su película Viaje a la Luna, producida en 1902: una auténtica joya de la historia de la producción audiovisual que ningún cineasta o productor en ciernes debe dejar de conocer. Doce minutos de arte, imaginación y talento para disfrutar. ¡No te la pierdas!
El montaje y el lenguaje cinematográfico a principios de siglo
A partir del trabajo de los grandes cineastas franceses, el testigo pasó a los países más avanzados y poderosos del mundo: Inglaterra y Estados Unidos. En 1902, la famosa Escuela de Brighton empieza a trabajar con el montaje para crear narraciones. En lugar de grabar escenas y mostrarlas tal cual, las películas se realizaban “cortando y pegando” (literalmente) secuencias para crear una narración. Es más: se empezó a combinar imágenes reales con secuencias de ficción. En este sentido hay que destacar la obra de Edwin Porter, que introdujo en sus películas la acción paralela.
Si hablamos del cine y los audiovisuales de principios de siglo, hay dos nombres que no podemos dejar de mencionar. Por supuesto, me refiero a David Wark Griffith y a Sergei Eisenstein. El primero es el autor de El nacimiento de una nación (1913), una controvertida película cuyo argumento claramente racista no hace menos interesantes sus hallazgos técnicos. Su director fue el primero en emplear técnicas narrativas como el flashback, el montaje en paralelo o la continuidad dramática.
Por su parte, Eisenstein y otros cineastas surgidos durante la Revolución de 1917 hicieron suyos los hallazgos de Griffith y realizaron aportaciones propias, dando un nuevo impulso a la narración cinematográfica. La famosísima película El acorazado Potemkin (1925), considerada hoy día una de las cumbres del cine mundial (cuya escena de la escalera de Odessa todavía resulta sobrecogedora), marcó un antes y un después en la manera de hacer cine a nivel mundial.
Los estudios en la historia de la producción audiovisual
La producción audiovisual como tal nace en los años 20 del siglo XX, con la aparición de los estudios cinematográficos (las instalaciones de las productoras). El sistema de estudios o studio system se creó cuando el cine se convirtió en un negocio, convirtiendo la producción de un proyecto en una especie de “cadena de montaje”.
Los estudios más importantes se crearon en los Estados Unidos, y a día de hoy siguen siendo gigantes todopoderosos de la industria del cine: Metro Goldwyn Mayer, Twentieth Century Fox, Paramount, Warner…
Estas instalaciones permitían centralizar todas las labores necesarias para crear una película en un solo lugar, trabajando con un único equipo. Rodaje, platós, casting, vestuario, maquillaje, sonido, fotografía… Todo se organizaba bajo la mirada del productor o los productores, encargados de controlar todo el sistema.
Televisión, vídeo y medios digitales
En la historia de la producción audiovisual, la llegada de la televisión marcó un hito solo igualado por la aparición de Internet. El invento de John Logie Baird llevó las pantallas audiovisuales a todos los hogares, popularizando para siempre la imagen en movimiento.
En los primeros tiempos las emisiones televisivas se realizaban siempre en directo, al igual que las radiofónicas. Los programas se producían en los estudios, que lógicamente se encontraban en el mismo edificio que la emisora.
Como se puede leer en un interesante artículo sobre la historia de la televisión publicado en TM Broadcast, las primeras producciones consistían en informativos, tertulias y programas de divulgación. La ficción no tardaría en llegar en forma de obras de teatro televisadas en directo, desde los platós de los estudios. La aparición del magnetoscopio en el año 1965 permitió grabar los programas en cintas magnéticas para su posterior programación: fue el comienzo de las producciones de televisión tal y como las conocemos en la actualidad.
La televisión reinó durante décadas en el mundo audiovisual; el cine, por su parte, mantuvo también su posición. La siguiente gran revolución llegaría a finales del siglo XX, con la aparición de internet y el boom de YouTube, las redes sociales y los móviles.
Ya en el siglo XXI, los canales de televisión de pago (Netflix, HBO, Filmin…) se han convertido en los nuevos “gigantes” del mundo de la producción audiovisual. De hecho, algunas de las películas más importantes de los últimos tiempos (léase Roma de Alfonso Cuarón o El Irlandés de Martin Scorsese) han sido producidas y estrenadas por la plataforma Netflix.
Fórmate y pasa a la historia de la producción audiovisual
La producción audiovisual es un campo laboral fascinante. Además del cine y la televisión, un productor puede trabajar en muchos otros ámbitos, algunos de ellos en auge. Es el caso de la animación y los videojuegos. En España, en el año 2017 el sector de la animación dio empleo a 7.450 profesionales; y para el año 2022 se prevé que haya cerca de 11.000 personas trabajando en videojuegos de producción nacional.
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