Una de las grandes metas de un fotógrafo es conseguir la luz perfecta. La iluminación puede convertirse en un verdadero quebradero de cabeza, y por eso es importante entenderla, saber manejarla y conocer cómo medirla. Al contrario de lo que se pueda pensar, no existe un solo tipo de luminosidad a la hora de disparar la cámara. Un abismo separa, por ejemplo, la luz incidente y la luz reflejada, y en 35mm queremos que sepas la diferencia. ¡Adelante!
La luz, la herramienta de todo fotógrafo profesional
La luz es la esencia de la fotografía. Cualquier instantánea requiere de algo de iluminación para capturar un trozo de realidad a través de la lente, ya sea natural o artificial.
Si quieres dedicarte de forma profesional al mundo de las imágenes, debes ser capaz de crear entornos bien iluminados, que transmitan con focos y difusores las sensaciones que quieras narrar.
También tienes que saber aprovechar a tu favor la luz que se da al aire libre. Una luminosidad correcta redundará en la calidad de tu foto, y te permitirá conseguir una composición más natural y menos tratada en programas de posproducción.
Iluminación fotográfica: los secretos de la luz incidente y la luz reflejada
Un modo de controlar por completo la luz en la escena que vas a fotografiar es medirla. ¿Y cómo se hace eso? Pues, como sucede con la mayoría de cosas de la vida, existen varias maneras, pero todas se realizan a través de un exposímetro o fotómetro.
¿Qué es un fotómetro?
Un fotómetro es un instrumento que puede estar integrado en la cámara o ser externo a la misma. Sirve para medir la cantidad de luz que hay en una escena, de manera que podamos calcular la exposición necesaria para que la imagen no quede oscura ni se “queme”.
Con los parámetros que nos marca, podemos ajustar el ISO, la apertura del diafragma y la velocidad de obturación correcta. Sus resultados pueden ser más o menos precisos en función del tipo de iluminación que capte, y ahí es donde es importante la diferencia entre luz incidente y luz reflejada.
Curso de Diferencias entre la luz incidente y luz reflejada
Diferencia entre luz incidente y luz reflejada: las claves
Entre luz incidente y luz reflejada hay una diferencia que puede parecer pequeña, pero que es probable que varíe el acabado final. Como su nombre indica, la primera es la iluminación que incide directamente sobre el protagonista de nuestra estampa, y su medición se realiza con un fotómetro externo.
Para utilizarlo, tienes que colocarlo en el punto en el que la luz cae sobre tu área de interés y orientarlo hacia la lente. El instrumento medirá la luz que recibe y te señalará la exposición que debes poner para que la fotografía sea perfecta.
Los exposímetros tienen que adquirirse aparte de la cámara, pero esta última ya lleva uno incorporado. El motivo por el que los fotógrafos suelen hacerse con otro adicional es que el integrado no da siempre resultados fiables.
Esto sucede porque la cámara realiza por defecto una medición de la luz, pero no de cualquier tipo, sino de la reflejada. Hablamos de la iluminación que “devuelve” el sujeto que queremos inmortalizar, y no la que recibe de forma directa, por lo que los parámetros no tienen por qué ser exactos.
¿Cuándo medir la luz incidente y la luz reflejada?
La luz incidente y la luz reflejada tienen ventajas e inconvenientes. Medir la primera será ideal para fotografías de estudio, en las que es posible controlar todos los elementos al detalle.
En estos casos, podremos usar un fotómetro externo, porque el sujeto estará totalmente a nuestro alcance. No habrá dificultad en colocarnos junto a él y registrar la luz que recibe (incidente) para obtener las recomendaciones de exposición de la cámara.
La luz reflejada, sin embargo, es la que más se registra. Le evita al fotógrafo ir cargando con más instrumental (una buena cámara ya pesa lo suyo) y permite fotografías más espontáneas. Además, en la mayoría de los casos funcionará lo suficientemente bien como para conseguir un buen resultado.
Fotografías que salvará un fotómetro externo
¿Debo apostar por la luz incidente y dejar la luz reflejada? Para responder a esa pregunta, tienes que preguntarte qué tipo de imágenes te gusta tomar.
Existen una serie de escenas en las que es recomendable apostar por un fotómetro externo y no arriesgarse. Un ejemplo son las imágenes de boda, en las que el blanco reluciente del vestido puede acabar subexponiendo el esmoquin del futuro esposo si te basas únicamente en las indicaciones de la cámara.
Lo mismo ocurrirá en otras estampas en las que prime el blanco, como paisajes nevados. Cuando ocurre lo contrario y la escena es bastante oscura, el fotómetro integrado también puede fallar y apuntar valores inexactos. Si el contraste es alto o hay muchas luces distintas, también será recomendable valerse de este útil compañero.
Otros instrumentos para manejar la luz
Hemos hablado del fotómetro, pero la verdad es que existen decenas de aparatos pensados para controlar la luminosidad y conseguir la imagen deseada. Algunos difuminan las luces duras, otros consiguen reducir las imperfecciones de los modelos y otros permiten adelantarse al resultado de un flash que, sin el instrumental adecuado, no sabríamos qué iluminaría.
Dentro de las distintas herramientas, distinguimos entre las que emiten luz y las que la controlan. Entre todas ellas, tienes multitud de posibilidades para surtir tu estudio y conseguir imágenes diferentes y espectaculares. ¡Escoge tus favoritas y carga el carrito!
Emisores de luz
Dentro de los productos pensados para un estudio, puedes elegir entre una luz continua, que no es más que un foco que ilumina de forma constante para no depender del flash.
Si quieres usarlo, pero no emplear el que viene por defecto en tu cámara, puedes hacerte con un flash externo. Una opción es conectar varios y dispararlos a la vez para experimentar con los efectos de luz.
En el caso de que estés interesado en este tipo de fotografía, deberías plantearte hacerte con una luz de modelado. Se trata de un mecanismo que simula la iluminación que proporcionará el flash cuando lo actives, así que podrás ajustar y colocar los distintos elementos sin temor a tener que rehacer tus pasos.
Maneja la iluminación a tu antojo
La luz tiene su propio lenguaje. Hace las escenas más envolventes o más distantes, aumenta el drama o lo evita. Estas sensaciones pueden conseguirse con aparatos como los reflectores, que convierten los rayos en más cálidos o más fríos, o con cajas de luz que suavizan la iluminación.
Además, existen los paraguas. No nos referimos a los de la lluvia, sino a las sombrillas que reflejan la luz y contribuyen a su naturalidad. En función del color que escojas para ellas, podrás conseguir iluminaciones más dispersas o concentradas.
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Si quieres controlar el arte de la iluminación, lo mejor es aprender con especialistas que sepan darte una orientación adecuada. En la Escuela 35mm disponemos de los mejores para que aprendas a retratar imágenes asombrosas con nuestro Curso de Fotografía Digital.
Cursando el programa, conocerás los entresijos de una cámara fotográfica, las técnicas para capturar escenas espectaculares y las fuentes y tipos de luminosidad que existen (incluyendo, por supuesto, la luz incidente y la luz reflejada). ¡Sácale el máximo provecho a tu pasión y coge la cámara con nosotros!