Los mejores directores de fotografía: Wally Pfister

Wally Pfister director de fotografía

Desde que empezamos nuestro repaso por algunos de los mejores Directores de Fotografía de la historia del cine, sabíamos que hasta no cubrirlos a todos y todas íbamos a estar en deuda con más de uno de estos profesionales. El hecho de haber tardado tanto tiempo en hablar de Wally Pfister demuestra efectivamente esto, aunque también demuestra la enorme cantidad de directores de fotografía que vale la pena conocer.

Todos podemos estar de acuerdo en que tendríamos que haber hablado de Pfister hace largo rato, pero a ver quién se anima a decir sobre qué director de fotografía que ya hayamos escrito no deberíamos haberlo hecho. Será una tarea difícil. En cualquier caso, hoy ha llegado el día de subsanar esta deuda con el ladero por antonomasia de otro genio del séptimo arte como Christopher Nolan. Hoy vamos a hablar sobre Wally Pfister.

 

¿Quién es Wally Pfister?

Pfister nació hace 58 años en la ciudad de Chicago, aunque cuando era muy joven su familia se mudó a Nueva York, donde el responsable de la fotografía de la película Origen, entre muchas otras, se criaría.

A diferencia de otros Directores de Fotografía sobre los que hemos hablado anteriormente, Wally Pfister no tenía dentro de su familia a ningún miembro que lo pudiese relacionar con la industria del cine, aunque sí es verdad que su padre trabajaba como productor de un noticiero televisivo. Lógicamente esto no guarda una relación estrecha, pero seguramente sirvió para que el joven Pfister se sintiera parte desde joven del show business.

El primer encuentro de Pfister con el cine fue a sus 11 años, cuando se filmaron en su barrio de Nueva York una serie de escenas para la película Shamus (1973). A partir de ahí Wally se quedó prendado del cine y empezó a convertirlo en su pasión, filmando cortos y películas caseras en 8mm.

 

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Los comienzos de su carrera profesional

Pfister siguió filmando sus propias pequeñas películas, hasta que finalmente consiguió un trabajo como asistente de producción en un canal de televisión luego de haber terminado sus estudios.

En ese trabajo Wally iría tomando prestadas algunas cámaras de 16mm para seguir con su pequeño hobbie, hasta que un día se puso a filmar una antigua casa victoriana que estaba cerca de su casa. Tras editar las tomas que había captado sobre la casa y ponerles algo de música, se las mostró a los productores del canal en el que trabajaba. Tanto los sorprendió su trabajo que lo convirtieron en camarógrafo, puesto en el que grababa pequeños anuncios comerciales.

Unos meses más tarde cambió de trabajo pero no de puesto, ya que se fue a trabajar como camarógrafo a un servicio de noticias de Washington, donde cubriría la actualidad de la Casa Blanca y el Congreso durante los primeros años de la década del ochenta. Más tarde, en 1985, se dedicaría a grabar documentales de forma autónoma para la PBS.

En 1988, Robert Altman, un Director que supo estar nominado hasta en cinco ocasiones a los premios de la Academia, fue a Washington a filmar una miniserie política, para la que buscaba un camarógrafo de noticias real para que actuara ese mismo papel en el programa. Contrataron a Pfister y le pidieron que, además de actuar, filmara como cámara “B”. El trabajo fue tan bueno que pusieron a Pfister como camarógrafo de la segunda unidad.

 

Wally Pfister entra al mundo del cine

Después de esa experiencia, Wally Pfister decidió inscribirse en el Instituto de Cine Americano, donde llegaría a colaborar en un cortometraje que más tarde sería nominado a mejor corto de acción para un premio Óscar.

Después de ver esa película, un todavía poco conocido Janusz Kaminski decide contratar a Pfister para que trabaje como electricista e iluminista en diversos proyectos.

Con cierta experiencia ya ganada detrás de las cámaras, Pfister desarrolla en 1991 su primer trabajo como Director de Fotografía. Fue en The Unborn, una película de terror que cuenta la historia de una pareja que apuesta por la fertilización in vitro para tener un hijo, sin saber que esa criatura que están por tener es parte de un macabro experimento.

A partir de ahí, comenzaría una carrera que iría creciendo muy despacio, ya que sus primeras películas eran más bien de clase-B que se filmaban en no más de 15 días de producción.

 

Nace la relación Nolan-Pfister

Para 1998 Pfister ya había trabajado en unas quince películas, por lo que ya contaba con una buena experiencia en el mundo de la dirección de fotografía.

Durante el Sundance Film Festival, uno de los festivales de cine más importantes del mundo en el que compitió con su película The Hi-Line, Pfister conoce a un ignoto Christopher Nolan que se encontraba ahí porque tenía su primer film, Following, participando del Slamdance, un festival de cine anual que se centra en artistas emergentes y en producciones de bajo presupuesto.

La química entre los dos nació casi al instante, y Nolan, que a la postre se convertiría en unos de los directores de cine más importantes de la nueva camada, lo llamó para trabajar juntos en Memento.

A partir de ahí, la relación de esta dupla se alargaría durante casi toda la carrera del director con las películas Insomnio (2002), Batman Begins (2005), El gran truco (2006), El caballero oscuro (2008), Origen (2010) y El caballero oscuro: la leyenda renace (2012).

Nolan cambiaria de Director de Fotografía para Interstellar y Dunkirk (ambas fotografiadas por Hoyte van Hoytema), aunque finalmente vuelve con Pfister para su próxima película, Tenet, que se estrenará en 2020.

 

Aspectos claves del trabajo de Wally Pfister

En un mundo cada vez más volcado a la filmación digital, Pfister se presenta como un amante y defensor acérrimo de la película y del formato anamórfico. Cuando hablamos de película no nos referimos únicamente a 35mm, sino que en más de una ocasión lo hemos visto trabajar con IMAX para dar mayor espectacularidad a determinadas secuencias. Del mismo modo, otro aspecto que se repite a lo largo de la obra de Pfister es la utilización de tomas muy abiertas, no solo para mostrar y definir el lugar en el que transcurre la acción, sino también como herramienta dramática y narrativa que permite intensificar la acción de las distintas tomas.

El movimiento de la cámara es, por otra parte, fundamental en Pfister, ya que le permite experimentar la acción desde diferentes ángulos. Esto tiene una enorme dificultad y genera dos preguntas clave: ¿cómo iluminas una escena si esa escena se va a filmar desde todos los ángulos? ¿Y cómo escondes las luces? Pfister lo soluciona en muchos casos de forma maestra poniendo las propias luces dentro del encuadre, evitando el tener que ocultarlas.

El estilo de Pfister es naturalista y poco estridente. No quiere que la fotografía se convierta en un impedimento para la trama y se asegura de que la imagen solo se encarga de contar la historia, pero dejando el protagonismo a los personajes y a la narración, que son quienes deben tenerlo.

 

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