La fotografía cinematográfica ha tenido, a lo largo de las décadas, ciertos directores cuyos trabajos son tan reconocibles que se convierten en icónicos. Estos no solo han sabido dejar su marca en la historia del cine, sino que también han ido abriéndole camino a otros que llegaron detrás y que llevaron al séptimo arte en general, y a la dirección de fotografía en particular, al siguiente nivel.
Uno de estos grandes iconos es Robert Richardson, un director de fotografía cuya visión y creatividad le han llevado a trabajar junto a directores de cine de la talla de Oliver Stone, Quentin Tarantino o Martin Scorsese, y actores como Leonardo Di Caprio, Brad Pitt o Samuel L. Jackson.
Hoy vamos a dedicar este artículo a conocer un poco más a este artista, su historia y sus principales trabajos.
¿Quién es Robert Richardson?
Nacido en 1955 en Hyannis, Massachusetts (EEUU), Richardson estudió en la Escuela de Diseño de Rhode Island en Cine, Animación y Video, comenzando su carrera en el mundo audiovisual filmando documentales para la televisión (puntualmente para la PBS y la BBC).
Estos trabajos llamaron la atención de Oliver Stone, quien estaba buscando a alguien que pueda desarrollar la fotografía cinematográfica de sus siguientes películas (Salvador y Platoon, ambas de 1986) con la visión que solo un documentalista puede ofrecer. La conexión y la sinergia profesional entre ambos fue instantánea.
Con el correr de los años, el talento de Richardson se hizo más y más reconocible, llegando a ser nominado al Oscar dentro de la categoría de mejor fotografía cinematografía en 1987 y 1990 por Platoon y Born on the Fourth of July respectivamente. En ninguno de los dos casos logró hacerse con la estatuilla (los ganadores fueron Vittorio Storaro por El último emperador y Dean Semler por Bailando con Lobos respectivamente), pero eso era solo un adelanto de todo lo que este increíble director de fotografía estaba por conseguir…
Premios y reconocimientos
La lista de premios, nominaciones y reconocimientos que cosechó Richardson a lo largo de su carrera es prácticamente infinita. Nominado en hasta nueve ocasiones para hacerse con el Oscar a mejor fotografía cinematográfica, Richardson cuenta hoy en día con tres estatuillas, quedando solo a una de alcanzar a Joseph Ruttenberg y Leon Shamroy como los más laureados de su categoría.
“Es importante no confundir los clichés visuales con la fotografía artística. Si tuviera que tomar una decisión, preferiría rodar una buena película que una película que se ve bien.” (Robert Richardson)
Sus tres Óscars a mejor fotografía cinematográfica
El primer Oscar llegó finalmente en 1991 con JFK, película dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Kevin Costner en la que se repasan y examinan los eventos que llevaron al asesinato de John F Kennedy en 1963. Uno de los grandes motivos que le valieron el premio a mejor dirección fotográfica es, sin duda, el uso magistral que realiza del blanco y negro con fundamento narrativo y su combinación y alternancia con las imágenes en color.
El segundo Oscar llegaría recién en 2005 con El Aviador (previamente había sido nominado una vez más en 2000 por Mientras nieva sobre los cedros), película protagonizada por Leonardo Di Caprio en la que recrea la vida del pionero de la aviación Howard Hughes. En ella, Richardson deja su impronta a lo largo y a lo ancho de todo el film con pequeños detalles característicos de su firma: el uso habitual de una iluminación a contraluz (rim light) que se convierte casi en luz principal, exteriores muy bien iluminados, gran cantidad de planos detalles y una obsesión por la simetría casi constante, entre muchos otros aspectos.
Su último Oscar llegaría con La invención de Hugo en 2011. En ella, Richardson nos transporta a una aventura infantil dinámica y atractiva, en la que maneja las emociones encontradas de la película (la visión alegre de lo infantil en contraposición a lo dramático del escenario real) a través del uso de colores cálidos y fríos en distintos momentos. A esto Richardson le agrega otras características muy propias de sus trabajos: luces puntuales para marcar y “encerrar” a los personajes durante una conversación, contrastes bien manejados y una iluminación general que se adapta a la perfección a los distintos espacios en los que discurre el film, desde la muy iluminada estación hasta la penumbrosa habitación en la que se encuentra el autómata.
Robert Richardson sería nominado dos veces más a los Óscars por su trabajo en Django Unchained, obra del director de cine Quentin Tarantino, y The Hateful Eight, también del director de Knoxville, aunque finalmente se quedaría sin conseguir su ansiada cuarta estatuilla.
Hasta aquí llega el repaso por la vida y obra de Robert Richardson, uno de los grandes representantes de la fotografía cinematográfica que, seguramente, seguirá sorprendiéndonos y maravillándonos con sus creaciones durante los próximos años.