Introducción a la música escénica

Imagina El Cascanueces sin las melodías de Tchaikovsky o El Barbero de Sevilla sin la obertura de Rossini. Difícil, ¿verdad? Con la música escénica fuera de la ecuación, muchas grandes obras presentes en el imaginario público no habrían sido tan potentes como para asentarse en él a lo largo de la historia.

Hoy, las melodías siguen siendo imprescindibles para redondear la narración que se lleva a las tablas. En este artículo, te explicamos sus características principales, pero te aconsejamos que realices un Curso de Técnico/a de Sonido si quieres aprender las técnicas con las que asegurarte de que todo suena como debería.

¿Qué es la música escénica? Un primer vistazo

La música escénica son las composiciones musicales que enriquecen una representación escénica. En ocasiones, tienen más protagonismo —por ejemplo, en la ópera—, mientras que en otras adquiere un papel secundario, como ocurre en las obras teatrales. Otros de los contenidos en los que está presente son:

• Piezas de ballet o de danza moderna.
• Representaciones de arte experimental.
• Zarzuelas, musicales y conciertos.
• Eventos en directo, como una ceremonia de entrega de premios.

Si bien puede reducirse a algo simple, como una pista sonora breve a modo de transición o un tema de fondo para crear ambiente, la música escénica requiere muchas veces de un diseño del sonido teatral previo. En él participan los/as técnicos/as, que deben trabajar codo con codo con directores/as e intérpretes para escoger o crear las piezas correctas.

Es importante determinar cuándo se reproducirá cada pista y definir tanto la distribución como los ajustes del equipo de audio. Si la música escénica está grabada y no la toca una banda en vivo, el/la técnico deberá seguir la actuación en directo para reproducir cada una de las composiciones cuando sea necesario.

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Historia y evolución de la música escénica

La música escénica tiene unas raíces muy profundas. Ya estaba presente en muchas de las piezas artísticas de la antigüedad, tales como el teatro japonés, las historias que compartían los trovadores y las obras de creadores griegos como Esquilo y Eurípides.

Los actos religiosos también impulsaron este tipo de composiciones, que forman parte intrínseca de la historia de la música. Las melodías acompañaban los bailes sagrados de los/as hindúes, y era habitual, como ahora, escucharlas en los oficios de los sacerdotes cristianos durante la Edad Media.

La diversificación de un arte

Con el tiempo, estas composiciones acabaron sobrepasando los espacios litúrgicos y conquistaron espacios mayores. Tomemos por caso el Renacimiento, donde se realizaban actuaciones musicales para la nobleza que incluían música, baile y poesía. No obstante, fue a partir del siglo XV cuando se empezaron a suceder los impulsores más grandes de la música escénica:

• Ballet: en el siglo XV, el ballet surgió en Italia y se extendió a Francia, donde se profesionalizó.
• Ópera: en 1607 se estrenó la primera pieza operística de la historia, L’Orfeo, de Monteverdi. Desde Italia, llegaría años más tarde a España de la mano de Lope con La selva sin amor.
• Zarzuela: la zarzuela le debe el nombre al Palacio de la Zarzuela, donde los/as artistas se encontraban con la corte de Madrid. Sus escenificaciones originaron el género en el siglo XVII, cuyos primeros representantes fueron plumas como Calderón de la Barca.
• Musicales: Broadway era —y sigue siendo— la cuna de los musicales. Fue en el siglo XX cuando empezaron a combinarse los diálogos teatrales con números cantados y acompañados de música escénica.
• Teatro moderno: actualmente contamos con obras teatrales que se representan con multitud de adornos sonoros, como la música escénica de ambiente o los efectos de sonido. Del mismo modo, hay que tener en cuenta los conciertos, que tomaron su propia forma característica.

Elementos clave de la música en las artes escénicas

Para sonorizar un evento en vivo, no solo hay que definir los tipos de sonidos que se van a reproducir. También hay que ajustarlos a la producción —mediante los llamados arreglos—, y estudiar a fondo el espacio en el que se van a escuchar para determinar la mejor sonoridad posible.

Los equipos que se seleccionan son otro de los elementos clave de la música escénica. A continuación, vamos a verlos uno a uno:

• Partitura e instrumentación: la música escénica se basa en una o varias partituras que suenan durante el evento. Estas pueden ser interpretadas en vivo por un grupo de músicos/as o reproducidas directamente desde un ordenador. Los efectos de sonido normalmente se descargan de librerías.
• Mesa de mezclas y otros equipos: el técnico/a de sonido usa la mesa de mezclas para ajustar y lanzar cada una de las pistas sonoras. Además, la música escénica requiere de microfonía y altavoces para funcionar.
• Acústica: para que el sonido llegue correctamente al público, los/as especialistas deben tener en cuenta los principios de la acústica, revisando la forma del recinto y el material de las paredes para definir una distribución de las fuentes de audio eficaz. En este punto, realizar pruebas de sonido resulta imprescindible.
• Elementos de control sonoro: como las propias mesas de mezclas o los auriculares que llevan los/as intérpretes durante los conciertos.

Cómo la música escénica mejora la experiencia teatral

Como defendíamos al principio, la música escénica evita que una producción parezca “vacía”. La arropa a nivel sonoro y contribuye a que el público experimente determinadas emociones. ¡Estas son sus funciones principales en las obras de teatro!

• Acompañar el mensaje: la elección de una música escénica u otra determina la lectura que la audiencia hace de lo que ocurre en el escenario. Así, una melodía de suspense hace que una escena resulte inquietante, mientras que, si se acompaña de una alegre, el público entiende que no hay peligro.
• Transmitir el ánimo o la personalidad de los personajes: en ocasiones se presenta a un personaje con un género musical que representa su forma de ser. La melodía también se utiliza para expresar lo que siente sin usar los diálogos.
• Facilitar la transición entre escenas: al reproducir música entre un acto y otro, se evita una sensación de “corte” o de vacío y se unifica la historia.

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La sonorización teatral y de conciertos tiene sus propias técnicas. Sin duda hay que conocer los fundamentos del sonido, pero también el modo de diseñar, configurar y controlar el audio para que se adapte a cada tipo de producción.

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