El Conde Drácula es uno de los vampiros más conocidos e icónicos de todos los tiempos. Por ello, cada vez que llega Halloween, Carnaval o cualquier otra ocasión para disfrazarse es uno de los personajes más socorridos. Si estás pensando en disfrazarte del conde chupasangres más emblemático, estás de suerte… a continuación repasaremos brevemente su historia y te daremos algunos consejos para completar, paso a paso, tu disfraz con el mejor maquillaje de Drácula.
El Conde Drácula: el antihéroe más querido
Sin lugar a dudas, el conde Drácula es el vampiro más conocido de todos los tiempos. A pesar del paso del tiempo, sigue siendo uno de los personajes elegidos para disfrazarse y triunfar en una fiesta. Su aspecto enigmático, seductor y maligno le confiere un encanto que pocos o pocas pueden resistir.
A pesar de su naturaleza nocturna y asesina, el conde Drácula siempre ha estado envuelto en una mezcla de misticismo y romanticismo.
El séptimo arte también ha jugado un papel importante al presentarlo como un ser atormentado y avocado al mal tras una trágica perdida amorosa. Tras protagonizar numerosas películas, se ha convertido en uno de los antihéroes más conocidos y queridos.
Pero… ¿qué hay de cierto en esas historias que nos presentan a un príncipe misterioso, elegante, seductor y que tiene el corazón roto? Veamos los orígenes del personaje.
Orígenes del Conde Drácula
Según algunos historiadores, el auténtico Conde Drácula está basado en un personaje real llamado Vlad “El Empalador” (Vlad Tepes en rumano), un sádico príncipe, de hace más de 500 años que, a pesar de no ser un vampiro, tenía unos sanguinarios gustos.
El príncipe Vlad se hizo famoso y trascendió en el tiempo por sus horribles crímenes, ya que tenía, como uno de sus pasatiempos, la tortura y el empalamiento.
Pero, ¿qué acontecimientos causaron tales gustos por la sangre y la tortura? Al parecer su padre, Vlad Dracul (de ahí proviene Drácula) era un príncipe rumano perteneciente a la Orden del Dragón, una fraternidad secreta de caballeros que tenía como misión proteger el catolicismo y luchar contra los turcos.
En esta encarnizada lucha, el padre de Vlad se vió obligado a entregar como rehenes a dos de sus tres hijos; el propio Vlad Tepes, que contaba con 13 años y su hermano Radu, quienes fueron trasladados a Estambul. A su regreso a casa, Vlad “El empalador” descubrió que su padre había muerto apaleado y que su hermano Mircea, el único que no fue capturado como rehén por los otomanos, había sido quemado y enterrado vivo.
Como venganza, Vlad se convirtió en «El Empalador» sembrando el terror sobre el pueblo que traicionó a su familia.
Con el tiempo, Vlad se convirtió en un sanguinario príncipe que sometía a sus enemigos a horribles torturas y ejecuciones por empalamiento. Quizás no durmiera en un ataúd, ni llegara a beber la sangre de sus víctimas, pero se calcula que ordenó ejecutar a más de 60.000 personas, llegando su fama de asesino sanguinario hasta nuestros tiempos.
La película Drácula, la leyenda jamás contada (2014) se basa en estos hechos históricos.
Posteriormente varios relatos del folclore rumano, la novela de Bram Stoker “Drácula” publicada en 1897 o las películas Nosferatu (1922), Drácula (1931) con Bela Lugosi y Drácula de Bram Stoker (1992) dirigida por Francis Ford Coppola, acabaron por transformar la figura del implacable príncipe en un atormentado y misterioso conde chupasangres y en uno de los antihéroes del cine más queridos.
El disfraz de Drácula
Sin duda los terribles orígenes de Drácula y su fascinante historia lo han convertido en una figura icónica y uno de los vampiros más conocidos. Quizás por este motivo es uno de los disfraces más atemporales y con mayor éxito.
Además, no hay que obviar el carácter misterioso y seductor del personaje, un aliciente más a la hora de elegir su disfraz, ya que permite a cualquiera adquirir sus poderes de seducción y, con un poco de suerte, triunfar entre el público femenino.
Obviamente, la vestimenta de Drácula también tiene su encanto y elegancia, (en el imaginario colectivo los vampiros siempre van elegantemente vestidos).
Si estás pensando en disfrazarte de Drácula no debes descuidar tu vestuario.
El disfraz de Drácula suele estar compuesto por zapatos y pantalón negro, camisa blanca, chaleco y una pajarita o un pañuelo en el cuello. Completa el disfraz una amplia capa negra con capucha o cuello alto y forro de un intenso color rojo.
Para finalizar nuestro vampírico look, debemos prestar especial atención al maquillaje, ya que a pesar de no ser demasiado complejo nos ayudará a lucir como un auténtico vampiro sediento de sangre fresca y triunfar en cualquier fiesta de disfraces.
A continuación, te damos algunos consejos para que te maquilles correctamente. Si quieres convertirte en el amo de las criaturas de la noche, toma nota.
Materiales para maquillarse de conde Drácula:
- Esponja, brocha y pinceles para aplicar el maquillaje.
- Base maquillaje o pintura facial de color blanco
- Polvo traslúcido (opcional)
- Paleta maquillaje negro, rojo y morado
- Lápiz o delineador negro.
- Barra labios rojo intenso.
- Prótesis colmillos vampiro.
- Sangre falsa.
Maquillaje conde Drácula: Paso a paso
En cuanto al procedimiento, es muy sencillo:
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1.- Preparación Piel
El primer paso para conseguir el maquillaje de Drácula perfecto es preparar tu piel. Lava tu cara con agua y jabón y sécala bien.
2.- Color base
A continuación, con la ayuda de una esponja aplica la base blanca en cara y cuello. Trata de extender el color lo mejor posible y no olvides cubrir todas las zonas que van a ser visibles, incluidas las orejas.
Opcionalmente puedes utilizar polvo traslúcido para sellar la base. Si no conoces el producto; se trata de un polvo matificante y fijador que aumenta la duración del maquillaje.
3.- Acentuar las facciones de Drácula
Es el momento de resaltar tus facciones. Drácula es un no muerto, por lo que debes tener un aspecto un tanto demacrado. Con la ayuda de una esponja o una brocha aplica sombra negra alrededor de los ojos para crear profundidad en tu mirada, acentúa también la línea de tu mandíbula.
Para que la línea no quede muy marcada puedes utilizar una brocha, aplica el color con movimientos circulares y sigue la línea natural de tu mandíbula.
4.- Mirada penetrante y ojeras
Es el momento de resaltar las ojeras. Con un pincel coloca sombra negra y morada alrededor de los ojos, las ojeras deben quedar bien marcadas. Recuerda que Drácula no duerme y vive atormentado.
Con un delineador negro traza una línea fina alrededor de los ojos. Te ayudará a crear una mirada penetrarte con la que atraerás a tus víctimas. Luego resalta tus cejas; puedes rellenarlas y aumentarlas con lápiz negro.
5.- Labios y sangre
Nuestro maquillaje comienza a tomar forma. Solo queda pintar tus labios con una barra de color rojo intenso. No es necesario que perfiles o marques todo el contorno, queremos crear la sensación de que llevas la boca manchada de sangre, por lo tanto, solo debes pintar, de forma irregular, la parte interior y las comisuras. El resto puede quedar blanco.
6.- Colmillos y detalles finales
Por último, solo queda colocar los colmillos de vampiro y crear algún que otro pequeño detalle. Puedes pintar algunas venitas muy sutiles alrededor de los ojos de color morado. También puedes colocar unas gotitas de sangre falsa saliendo de tu boca.
Todos estos detalles los dejamos a tu gusto y dependerán del look que estés buscando; un vampiro sutil y elegante o uno despiadado, terrorífico y sangriento.
Para finalizar, te recomendamos usar un spray fijador, ya que te ayudará a prolongar la duración de tu maquillaje.
Esperamos que estos pequeños consejos te sirvan para convertirte en un elegante y siniestro conde Drácula. No olvides completar tu disfraz con una buena capa negra y un peinado hacia atrás efecto mojado o engominado.
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