¿Alguna vez te has enfrentado a un cliente cuya marca ya no refleja lo que realmente es? ¿O quizá te han encargado actualizar un logo que se ha quedado anticuado comparado con lo que hay ahora en el mercado? Tranquilo, estos retos son habituales. Todas las marcas, desde las más pequeñas hasta los gigantes empresariales, necesitan ponerse al día en algún momento. Pero ojo, un rebranding no es simplemente cambiar el logo y los colores. Es un proceso mucho más elaborado que, si lo haces bien, puede darle nueva vida al negocio de tu cliente, y si lo haces mal… bueno, digamos que puede salirle bastante caro.
Hoy vamos a ver cómo puedes renovar una marca sin perder eso que la hace única. Porque, al final, el secreto está en encontrar ese punto intermedio entre renovarse y mantener la identidad.
¡Comenzamos!
¿Qué es exactamente un rebranding?
Antes de entrar en detalles, vamos a aclarar algunos conceptos. Un rebranding es mucho más que un cambio de apariencia. Es todo un proceso que replantea cómo se presenta una marca al mundo. Puede incluir cambios en el logotipo, la paleta de colores, la tipografía, el tono de comunicación e incluso en cómo la empresa o marca se posiciona en el mercado.
Existen diferentes niveles de rebranding:
- Rebranding ligero: Pequeños ajustes visuales, como refinar el logo o actualizar la tipografía.
- Rebranding parcial: Cambios más evidentes en la identidad visual, pero manteniendo elementos reconocibles.
- Rebranding total: Una transformación completa que puede incluir hasta un cambio de nombre.
Por lo tanto, antes de embarcarte en un rebranding, necesitas saber el nivel de cambio que necesita una marca y, sobre todo, por qué lo necesita.
¿Cuándo es el momento adecuado para un rebranding?
No se trata de cambiar por cambiar. Un rebranding debe dar respuesta a necesidades reales:
La marca se ha quedado anticuada
Si un logo parece salido de los años 90 (y no de manera irónica o retro), probablemente sea hora de actualizarlo. Los estilos visuales cambian con el tiempo, y quedarse atrás puede hacer que la marca parezca pasada de moda o desconectada del mundo actual.
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La empresa ha cambiado y evolucionado
Si una empresa comenzó vendiendo solo zapatos y ahora tiene una línea completa de moda, es probable que la imagen con la que nació ya no represente todo lo que ofrece. Cuando la oferta cambia, la marca debería adaptarse también.
Hay problemas de imagen
A veces, un rebranding es necesario para alejarse de una mala reputación. Es una forma que puede ayudar a mostrar un cambio real en la filosofía o prácticas de la empresa.
Ha habido una fusión o adquisición
Las fusiones y adquisiciones suelen necesitar una nueva identidad que represente la unión de fuerzas o la nueva dirección del negocio.
Se quiere llegar a otro tipo de público
Si la empresa busca atraer a un grupo diferente, es posible que necesites adaptar su imagen para conectar con ese nuevo público.
El proceso: ¿Cómo hacer un rebranding sin perder el alma?
Ahora que sabemos cuándo, vamos con el cómo. A continuación, compartimos contigo una guía paso a paso para llevar a cabo este proceso sin problemas.
1. Analiza a fondo la marca actual
Antes de cambiar nada, necesitas entender qué funciona y qué no. Haz una lista completa de todos los elementos de la marca:
- ¿Qué aspectos visuales reconoce su público?
- ¿Qué valores transmite su forma de comunicar?
- ¿Qué elementos generan un vínculo emocional?
Este análisis te ayudará a conocer el ADN de la marca, esas partes importantes que no deberías perder, aunque cambies lo demás.
2. Define bien lo que quieres conseguir
Un rebranding sin objetivos claros es como salir de casa sin saber adónde vas. Pregúntate:
- ¿Qué quiere lograr exactamente el cliente con este cambio?
- ¿Qué problemas concretos está intentando solucionar?
- ¿Cómo sabrás si el rebranding ha funcionado?
Los objetivos deben ser claros, medibles y realistas. Decir «queremos parecer más modernos» es poco claro. «Aumentar el reconocimiento entre el público de 25-35 años en un 20% durante el próximo año» ya es otra historia.
3. Investiga a tus clientes y a la competencia
Un buen rebranding se basa en datos, no solo en gustos personales. Estudia:
- ¿Qué opina el público actual?
- ¿Qué es lo que más valoran de la marca?
- ¿Qué está haciendo la competencia?
- ¿Qué tendencias hay ahora mismo?
Estas ideas te ayudarán a encontrar ese punto donde lo nuevo se mezcla con lo más familiar.
4. Averigua los elementos que debes conservar
Aquí está la clave: ¿qué hace que esta marca sea única y reconocible? Puede ser un color, un símbolo, una forma de hablar o incluso ciertos valores. Estos elementos guardan su esencia y deberían evolucionar, no desaparecer del mapa.
Por ejemplo, fíjate en Coca-Cola: ha ido actualizando su logo montones de veces, pero siempre manteniendo ese rojo tan suyo y ese tipo de letra tan particular. Son esos detalles los que hacen que la gente siga reconociendo la marca.
5. Desarrolla la nueva identidad paso a paso
Con toda la información que tienes, comienza a diseñar la nueva identidad:
- Empieza con ideas generales, no te lances a diseños finales
- Prueba diferentes niveles de cambio, desde sutiles hasta más atrevidos
- Compara cada propuesta con lo que quiere conseguir el cliente y la esencia de la marca
Recuerda: no se trata de cambiarlo todo, sino de evolucionar respetando la historia mientras preparas la marca para el futuro.
6. Prueba antes de lanzar
Antes de hacer público el rebranding, ponlo a prueba con grupos pequeños:
- Empleados que conocen la marca, pero pueden dar opiniones frescas
- Clientes fieles que entienden tu esencia
- Posibles nuevos clientes que lo ven todo con ojos nuevos
Lo que te digan te dará pistas muy útiles sobre cómo será recibido el cambio y qué ajustes podrías necesitar.
7. Planifica un lanzamiento bien pensado
Cómo presentas la nueva imagen es tan importante como la imagen misma. Crea una historia clara que explique:
- Por qué se ha decidido cambiar
- Qué representa la nueva imagen
- Cómo este cambio beneficia a los clientes
Y cuenta esta historia de manera clara y unificada en todos los canales.
Elementos clave para mantener la esencia de tu marca
Vamos a profundizar en aquello que no deberías perder por el camino.
Conserva tus valores fundamentales
Los valores son el corazón de una marca. Si lo suyo es la innovación, la sostenibilidad o hacer las cosas accesibles para todos, estos principios deberían seguir siendo reconocibles en la nueva imagen.
Mantén elementos visuales que marquen la diferente
Piensa en ellos como «señales de reconocimiento». Puede ser:
- Un color característico (el amarillo y verde de Glovo)
- Una forma particular (la manzana mordida de Apple)
- Un elemento tipográfico único (la «N» roja de Netflix)
Estos elementos ayudan a los clientes a conectar lo que ya conocen con lo nuevo.
Cambia tu forma de hablar con cuidado
Si la marca se conoce por su sentido del humor, no la vuelvas de repente seria y formal. Si lo suyo es la seriedad y el rigor, no cambies a un tono demasiado casual. Los cambios de personalidad demasiado drásticos confunden a tu gente.
Conserva las conexiones emocionales
Pregúntate: ¿qué hace que la gente se sienta bien con esta marca? ¿Qué recuerdos o emociones positivas asocian con ella? Estas conexiones emocionales son un tesoro que debes proteger, sea como sea, durante el rebranding.
Cosas que pueden salir mal
Aprender de los errores de otros nos ahorra darnos de bruces contra el mismo muro.
Cambiar por las razones equivocadas
Un rebranding no debería hacerse porque:
- «Al Brand Manager le aburre nuestro logo»
- «Queremos seguir la última moda en diseño»
- «La competencia acaba de cambiar su imagen»
Estos motivos tan superficiales suelen llevar a cambios sin un propósito claro y pueden confundir al mercado sin aportar nada útil.
No escuchar a la gente importante
Un error clásico es desarrollar el rebranding encerrado en una oficina, sin escuchar a:
- Empleados que viven la marca cada día
- Clientes que tienen una relación emocional con ella
- Socios que también representan la marca
Estas diferentes perspectivas mejoran el resultado y ayudan a crear una imagen más robusta y con más sentido.
Lanzamiento sin un plan claro
Sorprender a tu gente con un cambio radical sin explicación puede generar rechazo. Un claro ejemplo es el caso de Gap, una cadena de ropa que cambió su logo clásico por uno nuevo. Tras recibir numerosas críticas tuvo que volver al original apenas una semana después.
No tener en cuenta cómo se aplica en la vida real
¿Tu nuevo logo funciona tanto en redes sociales como en vallas publicitarias? ¿Se ve bien en tamaños pequeños? ¿Los colores se ven bien en diferentes medios? Un rebranding no es solo diseño, es diseño que funciona en el mundo real.
Ejemplos de un buen rebranding
Ahora aprendamos de quienes lo han hecho bien.
Mastercard: simplicidad que mantiene el reconocimiento
En 2016, Mastercard decidió simplificar su logo quitando el nombre y dejando solo los círculos superpuestos. Este cambio limpió su imagen, pero mantuvo el reconocimiento de la marca, adaptándose mejor al mundo digital sin perder su esencia.
Burger King: nostalgia modernizada
El reciente cambio de Burger King recuperó elementos de su identidad de los años 70-80 pero con un toque actual. Esta idea respetó su historia mientras se actualizaba, creando una unión perfecta entre la nostalgia y la actualidad.
Moeve (antigua Cepsa): de gasolinera a marca energética con personalidad
Cuando Cepsa se transformó en Moeve, no solo cambió su nombre y colores, sino que mostró su evolución de simple gasolinera a empresa de energía moderna. Han creado un lenguaje propio y cercano con términos como «saldow» o «promow», dándole un toque juvenil y diferente. Esta mezcla de novedad con elementos familiares hace que la gente no se sienta perdida con el cambio, sino que ve a Moeve como una versión actualizada y más moderna de lo que ya conocía.
¿Cómo sabrás si tu rebranding ha sido un éxito?
Para descubrir si tu rebranding ha cumplido con sus objetivos, es necesario analizar ciertos elementos:
Medidas numéricas
- Reconocimiento de marca: ¿Ha aumentado el porcentaje de personas que identifican tu marca?
- Percepción de marca: ¿Han mejorado las cualidades que quieres asociar con tu marca?
- Interacción: ¿Han aumentado las interacciones positivas con tu contenido?
- Ventas: ¿Se ha traducido en más ventas o contactos?
Opiniones y comentarios
- Opiniones de los empleados: ¿Se sienten más orgullosos de representar la marca?
- Comentarios de clientes: ¿Qué dicen sobre el cambio en redes sociales o encuestas?
- Lo que dicen los medios: ¿Cómo ha sido recibido el cambio por las revistas y blogs del sector?
La clave del éxito: ser sincero y fiel a tu estilo
Si quieres lograr tus objetivos, al final lo importante es seguir estas pautas:
- Sinceridad: Refleja de verdad quién es la empresa y hacia dónde va
- Fiel a tu estilo: Se aplica igual en todos los lugares donde aparece tu marca
- Con un porqué: Tiene una intención clara que conecta con su gente
- Evolución: Construye sobre tu historia en lugar de borrarla
No se trata solo de que quede bien, sino de comunicar mejor lo que hace diferente a esa marca.
Aprovecha el rebranding para hacer crecer cualquier negocio
Como has podido comprobar, un rebranding bien hecho no es simplemente un cambio de apariencia. Es una declaración sobre quién es la empresa y qué ofrece. Es la oportunidad de ajustar la imagen a la realidad, de reconectar con su público y de preparar la marca para una nueva etapa sin romper la confianza construida a lo largo del tiempo.
Si te han encargado dar este paso con una marca, recuerda: la clave está en evolucionar, no en reinventar. Conserva el alma de tu marca mientras actualizas su aspecto.
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Porque un buen rebranding no solo cambia cómo se ve una marca, sino cómo se siente, cómo se percibe y, al final, cómo triunfa en un mercado cada vez más competitivo.
¿Estás listo para dar ese paso en tu marca o para ayudar a otros a dar el suyo?
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