¡Tu vocación puede estar esperándote en cualquier lugar! Sobre todo si sigues tus instintos y pasiones. Lucía García consiguió unir las pistas que le dejaba el destino hasta llegar al plató de Treintaycinco mm y hoy se siente orgullosa de haberse formado en lo que le gustaba. Además, ha incorporado lo aprendido a su papel como miembro de un coro en la vida real.
“He aprendido técnicas de respiración, de proyección vocal y otras metodologías que he podido implementar en mi día a día, también canto en un coro y está todo conectado”, destaca, sin obviar personas y conocimientos que también han contribuido, como dice, a su crecimiento personal.
¿Por qué de toda la lista de posibilidades nos escuchó a nosotros? “Con la pandemia vi que dabais todas las facilidades del mundo para poder realizar la formación y, además, al ver que estaba involucrado Roger Pera, me decidí”, recuerda.
Lucía eligió Doblaje aunque es esa de esas personas que aprecia todas las profesiones detrás de un proyecto audiovisual. “Siempre me ha llamado la atención todo ese mundo detrás de los créditos que, en general, se tiende a obviar. El detonante fue con 17 años: en un salón del manga conocí a actores de doblaje como Jorge Saudinós, que vinieron a dar una conferencia sobre todo este mundo”, concreta.
De repente los personajes infantiles con los que creció cobraron vida y no estaba dispuesta a esquivar ese foco que se posó sobre ella. Aunque le llegó algo de tiempo encontrarnos para convertirse en una Máquina de Talento, finalmente lo hizo y no puede estar más satisfecha. Si quieres ser como ella… ¡la función comienza cuando quieras!