Hemos aprovechado la oportunidad de entrevistar a Marco Oggian, diseñador y artista multidisciplinar de proyección internacional afincado en España. Oggian, conocido por su vibrante estilo gráfico y su capacidad para dialogar con diferentes lenguajes visuales, ha expuesto su obra en galerías y museos de ciudades como París, Berlín, Milán, Seúl o Barcelona, y ha colaborado con marcas y entidades de renombre mundial.
El encuentro tuvo lugar en Studio Follow, en A Coruña, donde nos recibió con una amabilidad contagiosa y nos compartió no solo su experiencia profesional, sino también sus inquietudes y convicciones, invitándonos a repensar el papel del diseño en la sociedad del ahora.
Desde el primer momento, la conversación se alejó de la estructura tradicional de una entrevista para convertirse en un diálogo abierto y honesto sobre su trayectoria, su proceso creativo y su manera de entender el diseño como una disciplina que va mucho más allá de las tendencias y el marketing. Así, nos sumergimos en una charla franca, directa y llena de matices sobre el diseño contemporáneo.
El placer del proceso
Marco define su estilo de diseño en tres palabras: reconocible, limitado y personal. Para él, cada proyecto debe tener una identidad propia, ser reconocible sin necesidad de una firma. Disfruta trabajando con restricciones, ya sean materiales, técnicas o conceptuales, convencido de que las limitaciones bien entendidas potencian la creatividad. Su trabajo, lejos de seguir tendencias, busca mantener una voz coherente y auténtica. Así pues, su estilo se ha ido consolidando con los años, aunque reconoce que esto también le ha supuesto una “cárcel estética” de la que, sin embargo, disfruta con más oficio.
El proceso de diseño, para él, es un viaje en el que cada etapa tiene su magia. Le entusiasma especialmente el momento en que una idea se materializa, aunque advierte sobre el peligro de diseñar solo por el resultado final y perder el placer del proceso, donde realmente sucede lo importante.
A la pregunta de cómo maneja los bloqueos creativos, los acepta sin dramatismos. No tiene rituales; simplemente para, respira y analiza objetivamente lo que ocurre antes de volver al trabajo. “A veces hay que quitarle mística al proceso creativo”, comenta con naturalidad.
Mano pensante, ante todo
Durante la conversación, Marco hizo hincapié en la diversidad de proyectos que ha desarrollado a lo largo de su carrera, así como en aquellos que ha decidido rechazar. No todo encaja en su filosofía: “no todo se acepta porque sí; hay propuestas incoherentes que simplemente no tienen sentido”. Esta coherencia y honestidad profesional se reflejan en su forma de entender el diseño: para él, no basta con que una pieza sea formalmente atractiva, sino que debe tener una función y un propósito. Que sus piezas sigan vivas y útiles, sería prueba de que sus obras han valido realmente la pena.
En nuestra conversación, estuvimos comentando sobre otras piezas de diseño, como las sillas donde estábamos acomodados. Nos invitó a reflexionar sobre si eran obras relevantes en su creación o hasta qué punto no eran otra pieza más, de la que nadie se acordará.
Por otra parte, en su día a día Marco nos explicó cómo combina lo digital y lo manual. Adobe Ilustrator es su herramienta principal, casi una extensión de su mano, aunque también utiliza Shapr3D para bocetos rápidos y otros programas como Photoshop y Dimension.
Sin embargo, confiesa que sus favoritas siguen siendo las herramientas físicas: lápices, rotuladores y powertools, porque le gusta ensuciarse las manos y experimentar con prototipos.
Recuerda que los inicios fueron los proyectos más complicados, cuando todo era nuevo e incierto. Hoy, tras más de 800 proyectos, lo difícil ha dejado de serlo y el mayor aprendizaje ha sido entender que no existen fórmulas mágicas, solo experiencia y trabajo constante.
La visión del diseño en la sociedad
Su visión sobre el papel del diseño en la sociedad es, cuanto menos, realista y autocrítica.
Considera que el diseño está actualmente absorbido por el marketing y que rara vez resuelve problemas reales, sino que responde a necesidades artificiales. Para él, el verdadero diseño sostenible no existe dentro del sistema capitalista; lo más cercano sería un diseño basado en la reutilización y la acción comunitaria.
Se mostró crítico con el panorama actual del diseño, especialmente tras su reciente paso por la feria del diseño de Milán. Según nos comentó, este evento está dejando de ser un punto de encuentro para la innovación y la creatividad, transformándose poco a poco en una gran exposición dominada por el marketing y los influencers, perdiendo así su esencia original y su capacidad para aportar algo realmente nuevo al sector.
Las tendencias no le interesan; para él, el diseño no debería ser tendencia, sino útil. Admite admirar a Fortunato Depero y el futurismo italiano, atraído por la mezcla de estética, ideología y provocación.
Apreciamos realmente su obra, y muestra de ello es que disponemos de varias de sus piezas. Aprovechamos la ocasión para llevar una de ellas, en concreto, el jarrón Señor Mouse, que muy amablemente nos firmó.
Destacamos su colaboración con Stefano Giavannoni, en el diseño del patrón para su icónico Teddy que también forma parte de nuestra colección personal.
En nuestro encuentro nos explicó como esta pieza se sometía a un proceso de sumersión japonesa, muy minucioso, pero también imperfecto a la vez, para adoptar su película de recubrimiento. Nos recordó como los procesos artesanales están sometidos a la imperfección, siendo lo que les aporta el distintivo como pieza única; algo no siempre aceptado por el público actual que busca un producto nuevo eternamente.
“El buen diseño envejece con coherencia aumentando su belleza con su pátina e imperfección”, comenta.
Recursos gráficos y mensaje claro
La tipografía ocupa un lugar central en su obra, capaz de reforzar o arruinar un mensaje. Comenta como la ilustración comunica desde la emoción, pero las palabras lo aterrizan, lo afinan y le dan peso. Detalla como su fuente favorita es “Archivo”, una sans serif sobria y clara, aunque en el pasado ha experimentado con tipografías propias.
A los estudiantes de diseño les recomienda estudiar otras disciplinas como filosofía, psicología o ingeniería, para dotar al diseño de mayor reflexión y pensamiento crítico.
“Mi consejo es que se cuestionen todo, incluso si realmente quieren dedicarse a esto”
A los clientes que no saben lo que quieren, prefiere ofrecer soluciones antes que consejos, comparando al diseñador con ese camarero que sabe recomendar el mejor plato de la carta. Para Marco, el equilibrio entre creatividad y necesidades del cliente se basa en la sinceridad, la escucha y la revisión constante. “La creatividad sin cuestionamiento es puro ego”, sentencia.
Finalmente, a la pregunta de qué opina sobre la inteligencia artificial y su impacto en el diseño, la considera una de las herramientas más potentes de la última década, pero lamenta que se use sin educación crítica, generando “basura visual” en lugar de revolucionar el conocimiento humano.
La experiencia de compartir esta conversación con Marco Oggian ha sido, sin duda, más enriquecedora de lo esperado. Su visión coherente, crítica y realista sobre el diseño nos invita a reflexionar sobre el papel que esta disciplina debe asumir en el mundo actual.
Queremos agradecerle sinceramente su tiempo y generosidad, así como la oportunidad de conocer de cerca su trabajo y sus ideas, que aportan una perspectiva necesaria y honesta sobre un tema que, más que nunca, necesita repensarse y actuar para generar un impacto positivo en la sociedad.
Así, esta charla con Marco Oggian se convierte en una lección de honestidad, autocrítica y pasión por el oficio, donde el diseño se revela como una profesión exigente, llena de matices y, sobre todo, de humanidad.
¡Mil gracias, Marco!
Finalmente, si has disfrutado con esta lectura quizás sea porque deseas formar parte del mundo del diseño empezando de alguna forma, ¿no crees? Y qué mejor manera que recomendarte nuestra formación en Ilustración Digital. ¡Te esperamos!