Érase una vez en América, El nombre de la rosa, El bueno, el feo y el malo, La vida es bella… Si eres aficionado al cine seguro que te suenan y has visto alguno o todos estos títulos, incluso puede las consideres películas de culto. Lo que a lo mejor no sabes es que en el rodaje de todas ellas, detrás de la cámara se encontraba el mismo hombre: Tonino Delli Colli.
¿Quién es Toni Delli Colli?
Nacido en 1923 y fallecido en el 2005, Delli Colli fue uno de los directores de fotografía más influyentes y reconocidos de la Historia del Cine. Trabajó con alguno de los directores más prestigiosos e impregnó de una luz y una estética únicas a las películas en las que trabajó. En este artículo repasamos su trayectoria y te explicamos por qué el director de fotografía de La Vida es Bella se estudia en todas las escuelas de cine.
Historia viva la fotografía cinematográfica
Tonino Delli Colli nació en Roma y, con tan solo 16 años de edad, empezó a trabajar como ayudante de rodaje en uno de los mayores estudios de cine de Europa: la famosísima Cinecittà. El paso por estos estudios le ayudó a descubrir cómo funcionaba un rodaje y a absorber todos los conocimientos técnicos y creativos implicados en la creación de una película. Siendo asistente de cámara, en seguida se empezó a interesar por la imagen y por la faceta más fotográfica de un filme.
Su trayectoria estando a cargo de la cinematografía iría desde el neorrealismo italiano de posguerra, al cine de finales de los 90, pasando por el spaghetti western de la década de los 60 y 70. Sigue leyendo para descubrir los trabajos del conocido como mago de la luz.
Tonino Delli Colli, el mayor exponente fotográfico del cine en blanco y negro
Tonino Delli Colli se estrenó como director de fotografía con la película Finalmente sí, del húngaro Ladislao Kish, pero pronto se convertiría en el máximo exponente de uno de los movimientos cinematográficos más importantes de la historia del cine: el Neorrealismo italiano.
El Neorrealismo en el cine surgió en la Italia de posguerra, tras la Segunda Guerra Mundial. En una Roma en ruinas y sumida en la pobreza, este movimiento artístico huía de los artificios y la epicidad del cine de la era fascista. Los directores del Neorrealismo, algunos muy conocidos como Roberto Rossellini, pretendían mostrar problemas sociales más auténticos y crudos, a través de los que practicaron una fuerte denuncia social.
Los directores neorrealistas pretendían mostrar problemas sociales a través de los que hacer una denuncia social.
En esta complicada situación Tonino Delli Colli enseñó al mundo de lo que era capaz. La falta de presupuesto obligaba a utilizar la luz ambiental en vez de la generada artificialmente en los platós, lo que permitió a Delli Colli a explorar también la crudeza lumínica, con un contraste muy alto y unas texturas que se impregnaban en la retina de los espectadores.
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La llegada del color al cine italiano
El trabajo realizado durante la época neorrealista, situaron a Tonino Delli Colli como una de las personas que mejor manejaba la luz en todo le mundo, y sirvió de inspiración para posteriores directores europeos y estadounidenses. Esta fama le permitió participar en la primera película italiana proyectada en color: Totò a colori (1952).
No fue un trabajo fácil, pues tuvo que adaptar el material pensado únicamente para grabar en blanco y negro y aprender a manejar el nuevo con la ayuda de la empresa Kodak. Con la llegada del color, aspectos anteriormente secundarios como los decorados o el vestuario, cobraron un mayor protagonismo. Sin embargo, y según dijo Delli Colli, “el blanco y negro hace p
osible la creación de un ambiente único e irreproducible”.
Tonino Delli Colli en el Spaguetti Western
Con un renombre ya labrado en la industria cinematográfica de EEUU, Tonino Delli Colli se apuntó a la fiebre del Western. Empezó a trabajar con Sergio Leone en la reinvención del género que supuso el movimiento en el continente europeo, conocido como Spaguetti Western.
Tonino Delli Colli se apuntó a la fiebre del cine Western y empezó a trabajar con Sergio Leone.
En estas películas, Delli Colli empezó a emplear el contraste entre unos primeros planos muy cortos de la cara de los personajes —que permitía transmitir la tensión de un duelo de pistolas— y los grandes planos generales de los parajes propios del salvaje Oeste; aunque en realidad estos fueron rodados en zonas como el Sur de España. Siguió trabajando con Sergio Leone hasta una de las películas más influyentes en el cine de gánsteres: Érase una vez en América.
La Vida es Bella: El broche de oro a una carrera irrepetible
Después de llevar setenta años trabajando en la industria del cine, Delli Colli pasó su última etapa como director de fotografía asociándose con el realizador Roberto Benigni para rodar La vida es bella. Al tratarse de una comedia dramática, dudaba si debía emplear una iluminación dramática con líneas difusas, o si por el contrario prefería acentuar la nitidez. Optó por la segunda opción, puesto que defendía que en una comedia los ojos de los personajes y el resto de la cara debían de verse con claridad.
Pasó la última etapa de su carrera trabajando con Roberto Benigni.
Con esta película puso broche de oro a su carrera con el reconocimiento de toda la industria del cine a sus espaldas, cuatro premios David di Donatello y unas cuantas cintas de plata del Sindicato Nacional Italiano de periodistas Cinematográficos. Como él mismo dijo una vez, “nunca he utilizado fórmulas preconcebidas para obtener un resultado determinado. En su lugar, siempre he trabajado con el material humano y técnico que estaba disponible, y con la imaginación y la intuición del momento”.
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