Si te ronda por la cabeza montar tu portafolio de maquillaje, seguramente ya sabrás que es una de las herramientas que más puertas te va a abrir en esta profesión. Y no, no es exagerado. Es el recurso más importante que tendrás para conseguir trabajo, porque permite que los demás vean exactamente de lo que eres capaz. Es la forma de demostrar tu estilo y convencer a un cliente de que eres la persona indicada para el trabajo.
Continúa leyendo y averigua con nosotros, paso a paso, cómo puedes hacer un portafolio de maquillaje profesional sin volverte loco/a y sin que te cueste un riñón.
¡Toma nota!
Qué es un portafolio de maquillaje (y por qué necesitas uno)
Un portafolio de maquillaje es, en pocas palabras, tu carta de presentación visual. Es como cuando vas a una entrevista de trabajo, pero en vez de llevar tu curriculum o contar lo que sabes hacer, lo enseñas directamente. No se trata solo de juntar cuatro fotos bonitas y ya está. Va mucho más allá.
Es tu manera de decir «mira, esto es lo que sé hacer» sin tener que explicar nada más. Cada imagen que metas ahí debería contar algo sobre ti como profesional. ¿Eres buenísima con el maquillaje de novias? ¿Se te da de miedo el caracterizado FX? ¿Tienes mano para el editorial? Pues todo eso tiene que verse en tu porfolio.
Y, bueno, otra cosa que debes tener en cuenta es que tu portfolio irá cambiando con el tiempo. Lo que hoy te parece tu mejor trabajo, dentro de un año quizás te dé hasta vergüenza enseñarlo. Es normal, vamos aprendiendo y mejorando.
Los diferentes estilos que deberías incluir
Lo que marca la diferencia entre un aficionado y un profesional es la capacidad de adaptarse a diferentes estilos. Por eso, intenta incluir varios tipos de trabajos:
El maquillaje de novia seguramente será tu pan de cada día si te dedicas a esto. Incluye algunos ejemplos variados: una novia con look natural para una boda de día, otra con algo más de intensidad para una celebración nocturna… Da igual si son novias reales o modelos, lo que cuenta es que se vea que sabes adaptarte a distintos tipos de rostros y estilos.
El maquillaje social también tiene bastante salida. Me refiero a esos looks para graduaciones, comuniones, bautizos y demás saraos donde la gente quiere verse guapa, pero sin pasarse. Aquí lo difícil es realzar sin transformar. Es decir, que la persona se reconozca en el espejo pero que también vea la mejor versión de sí misma.
Si te va algo más creativo, el maquillaje editorial no puede faltar. Aquí puedes permitirte jugar más con colores, texturas y formas que no usarías en el día a día. Es donde muestras tu lado más artístico y, aunque quizás no te dé tanto trabajo como las bodas, dice mucho de tu técnica y creatividad.
Y si te atreves con el maquillaje de efectos especiales… eso ya es otro nivel. Desde un envejecimiento sutil hasta heridas falsas o criaturas de fantasía. No todo el mundo lo domina, así que si lo tuyo son los efectos especiales, destácalo sin miedo.
La foto: casi tan importante como el maquillaje
Vamos a ser realistas: puedes maquillar como Charlotte Tilbury, pero si la foto es un desastre, tu trabajo se verá fatal. La calidad de las imágenes es casi tan importante como el maquillaje en sí mismo.
La luz es fundamental. La natural suele funcionar genial, pero cuidado con la luz directa del sol que crea sombras muy duras. Si trabajas con luz artificial, intenta que sea lo más parecido posible a la luz natural. No hace falta que te gastes un dineral en equipos profesionales desde el principio.
Para empezar, un buen móvil con una cámara decente y un par de focos LED económicos pueden hacer maravillas. Si tienes algún/a colega que se dedique a la fotografía, mejor que mejor. Puedes proponerle un intercambio: tú maquillas para sus sesiones y él/ella hace fotos para tu portafolio.
Y ojo con los ángulos. Hay poses que favorecen y otras que pueden hacer que hasta el mejor maquillaje parezcan raro.
Normalmente, las fotos frontales y las que se toman ligeramente desde arriba suelen funcionar bien para mostrar el trabajo.
Cómo montar un portafolio profesional sin arruinarte
Es posible que al principio no tengas un presupuesto estratosférico para hacer sesiones de fotos profesionales cada dos por tres. Todos empezamos desde abajo, tranquilo/a.
Busca colaboraciones
Esto es un clásico, pero funciona: busca gente que esté comenzando como tú. Hay fotógrafos novatos que necesitan ampliar su portafolio tanto como tú. También modelos que están empezando y necesitan fotos. Se trata de juntaros y crear algo que os beneficie a todos. De estas colaboraciones pueden salir grandes trabajos y, además, contactos que te pueden servir en el futuro.
Otra opción son las escuelas de fotografía, moda o interpretación. Suelen organizar prácticas donde necesitan maquilladores. Tú ofreces tu trabajo gratis (o a precio reducido) a cambio de poder usar las fotos. Ganas experiencia y material para tu portafolio. Todos ganan.
Otra opción es empezar con amigos y familiares. A ver, no es lo mismo que trabajar con modelos profesionales, pero si lo haces bien y cuidas los detalles (fondo neutro, buena luz, pelo arreglado), pueden salir resultados muy dignos para empezar.
Aprovecha las oportunidades reales
Si ya te han contratado para alguna boda o evento, ¡aprovéchalo! Pide permiso para hacer fotos antes y después, o contacta con el fotógrafo/a del evento para que te pase algunas imágenes donde se vea bien tu trabajo. Eso sí, siempre con el permiso de la persona a la que has maquillado, que luego vienen los líos.
Los teatros locales, grupos de danza o pequeñas producciones también pueden ser una buena fuente de material, sobre todo si te interesa el maquillaje artístico o de caracterización.
Crea un portafolio profesional sin gastar una fortuna colaborando con otros principiantes, aprovechando contactos en escuelas, trabajando con amigos como modelos y aprovechando tus trabajos reales en eventos o producciones locales.
Cómo organizar todo este material
Bien, continuemos. Ahora… ¿Cómo organizo todo este material? No vale con tener buenas fotos, también hay que saber presentarlas. La organización de tu portafolio dice mucho de ti como profesional.
Empieza siempre con tus mejores trabajos. La primera impresión es la que cuenta, y muchas veces la gente no pasa de las primeras imágenes si no les llaman la atención.
Agrupa tus trabajos de forma lógica. Puedes organizarlos por estilos (novias, sociales, artísticos…) o por técnicas (contouring, trabajos de color, pieles…). Lo importante es que haya un orden que se entienda.
Y añade alguna explicación en cada imagen, pero sin enrollarte. Un par de líneas sobre la técnica que usas o el objetivo del look. No hace falta que expliques marca por marca todos los productos que usas (a no ser que te pregunten).
¿Digital o físico?
Hoy en día, tener un portafolio digital es prácticamente obligatorio. Hay varias opciones:
- Instagram: Es gratis y todo el mundo lo usa. Perfecto para empezar, aunque tiene sus limitaciones.
- Páginas web: Plataformas como Squarespace o Wix tienen plantillas para portafolios creativos y no son caras. Además, no necesitas programar.
- Behance o ArtStation: Si prefieres algo más artístico o editorial, estas plataformas te dan mucha visibilidad en el sector.
Pero no descartes tener también un portafolio físico, un álbum bien montado con tus mejores trabajos. Para ciertas reuniones o eventos de networking, poder enseñar algo físico puede marcar la diferencia.
Cómo destacar en un mar de maquilladores
La competencia es brutal, no te vamos a engañar. Pero hay formas de destacar:
Curso de Maquillaje y Caracterización de Efectos Especiales
Encuentra tu toque personal
No decimos que tengas que inventar un estilo nuevo de maquillaje, pero intenta encontrar algo que te diferencie. Puede ser cómo trabajas las pieles, tu manera de hacer las transiciones de color, o cómo usas ciertos elementos. Ese toque personal es lo que hará que te recuerden.
La especialización es una apuesta segura. Si todo el mundo hace de todo, tú puedes ser «el/la de las novias boho» o «el/la experto/a en maquillaje para pieles con vitíligo«. Suena a que te limitas, pero en realidad te abre muchas puertas donde apenas tendrás competencia.
Otra vía es la técnica. Quizás dominas el aerógrafo como nadie, o se te da de miedo el trabajo con prótesis pequeñas para transformaciones sutiles. Cualquier habilidad que te distinga de los demás suma puntos.
Haz networking, pero de verdad
Las redes sociales están muy bien, pero nada como el contacto cara a cara. Asiste a eventos del sector, talleres, masterclasses… Conocer gente en persona sigue siendo la mejor manera de conseguir trabajo.
Y cuando vayas a estos eventos, lleva siempre contigo alguna tarjeta o, al menos, tu Instagram o web a mano para compartir. Nunca sabes quién puede acabar recomendándote.
El networking también incluye colaborar con otros profesionales. Fotógrafos, estilistas, peluqueros… Todos pueden recomendarte si han tenido buena experiencia trabajando contigo. A veces, un estilista que te conoce puede ser quien te meta en una producción interesante.
Cuida tu presencia digital
Aunque el cara a cara es insustituible, tu presencia online debe estar a la altura. No vale con subir fotos sin más. Cuenta historias con tu trabajo. Explica de dónde sale la inspiración para un look, comparte algún truco que usaste, muestra el antes y después… A la gente le encanta ver el proceso.
Las redes más visuales como Instagram o TikTok son perfectas, pero no te olvides de Pinterest, que muchos clientes lo usan para buscar referentes. Y si puedes permitirte una web propia, mejor que mejor. Da un aire más profesional y te permite organizar tu trabajo como tú quieras, no como la plataforma te obliga.
Formación continua y visible
En este sector, la formación continua es imprescindible. Las técnicas y productos evolucionan constantemente. Invierte en formación regularmente y compártelo. No digo que tengas que invertir en todos los cursos habidos y por haber, pero un par de masterclass al año con profesionales reconocidos y mostrar lo que has aprendido dice mucho de tu compromiso con la profesión.
Aprender sobre fotografía, iluminación o edición básica de imágenes te dará una ventaja enorme. Incluso nociones de marketing o gestión de redes te ayudarán a vender mejor tu trabajo.
Herramientas que te pueden ayudar
No necesitas ser un/una crack de la edición fotográfica, pero saber lo básico te ayudará muchísimo. Aplicaciones como Lightroom mobile o incluso el editor de fotos de tu móvil pueden mejorar bastante tus imágenes ajustando brillo, contraste y saturación.
Para tu equipo de maquillaje, no hace falta que te arruines comprando todas las paletas de sombras del mercado. Es mejor tener pocos productos, pero versátiles y de buena calidad. Especialmente bases, correctores y brochas. Con eso y buena técnica puedes hacer maravillas.
Y para la iluminación, un simple aro de luz LED (de esos que se venden por 30-40 euros) puede marcar una diferencia brutal en tus fotos. Si no te llega ni para eso, un par de flexos con bombillas de luz blanca y un reflector casero (una cartulina blanca o papel de aluminio pegado a un cartón) pueden funcionar sorprendentemente bien.
Tu portafolio es una inversión, no un gasto.
Es cierto que cuando estás empezando cada euro cuenta, pero piensa en tu portafolio como una inversión a largo plazo. Un buen portafolio puede ser la diferencia entre cobrar 50 o 350 euros por un maquillaje de novia.
Es como tener un escaparate abierto las 24 horas donde la gente puede ver lo que ofreces. Cuanto mejor sea ese escaparate, más clientes atraerás y a mejores precios.
No te agobies si al principio no queda perfecto. Lo importante es empezar con lo que tengas y seguir mejorándolo poco a poco.
Conclusión: empieza ya, mejora después
Quizás después de leer todo esto estés pensando: «Madre mía, es que necesito 200 cosas para hacer un buen portafolio». Y no, no es así. Lo más importante es empezar. Con un móvil decente, un par de amigos que te hagan de modelos y buena luz natural ya puedes crear tus primeras imágenes.
Lo peor que puedes hacer es esperar a tener las condiciones perfectas para empezar tu portafolio. Porque, a lo mejor, esas condiciones perfectas nunca llegan.
En fin, esperamos que estos consejos te ayuden a crear un portafolio que refleje todo tu talento. ¡A por ello!
Si te atrae especialmente el mundo de los efectos especiales, te recomendiendo echarle un vistazo al Curso de Maquillaje y Caracterización de Fx de Treintaycinco mm.



