De la grabación a la mezcla final: guía completa para que tus canciones suenen como las de la radio
¿Has grabado tus temas y al escucharlos piensas «suena bien, pero no suena como las canciones que escucho en Spotify»? Tranquilo, le pasa a todo el mundo al principio. La mezcla es ese paso mágico que convierte grabaciones normales en canciones que suenan de lujo. Antes, necesitabas un estudio de grabación profesional para conseguirlo, pero ahora con un ordenador, unos auriculares decentes y las técnicas correctas, puedes lograr resultados pro.
En este artículo descubrirás cómo mezclar música paso a paso, sin complicarte la vida y con trucos que puedes aplicar desde ya. Da igual si estás usando un programa gratis o tienes un mini estudio en tu habitación, estos consejos te ayudarán a que tus temas suenen mucho mejor.
1. Preparación: el trabajo que nadie ve, pero todos notan
Antes de tocar nada, asegúrate de que todo está listo para que la mezcla salga de lujo
La mezcla no empieza cuando abres tu programa y mueves los controles. Empieza mucho antes. Lógicamente, de una mala grabación no sale una buena mezcla. Además, ningún efecto mágico puede arreglar del todo una grabación con problemas.
Por lo tanto, lo primero es revisar tus grabaciones. ¿Hay ruidos raros como clics, zumbidos o respiraciones súper fuertes? Es el momento de limpiarlos. ¿Las interpretaciones son magistrales o hay partes flojas? A veces es mejor volver a grabar algunas cosas que pasarte horas intentando arreglarlas luego. Recuerda: si algo suena genial desde el principio, tu trabajo será realzar esa calidad, no crearla de la nada.
Es buena idea hacer una mezcla simple al principio para escuchar cómo suena todo en conjunto. Así identificarás qué elementos requieren más trabajo. También escucha canciones similares al estilo que quieres lograr. Fíjate en cómo suenan los instrumentos entre sí y qué lugar ocupa cada uno en la mezcla. Esto te dará ideas claras sobre lo que quieres conseguir.
Preparar bien tu sesión es como tener todo organizado antes de empezar cualquier trabajo importante. No es la parte más divertida, pero hace que todo lo demás funcione mejor.
Foto de Anna Pou
2. Organización de la sesión: orden para no volverte loco
Con un proyecto bien montado, trabajarás más rápido y con menos dolores de cabeza.
Los profesionales siempre tienen sus sesiones súper organizadas. No es porque sean maniáticos, es porque ahorra tiempo y evita errores.
Empieza creando grupos lógicos:
Batería y percusión (bombo, caja, toms, platillos)
Bajos y elementos de graves
Instrumentos rítmicos (guitarras de ritmo, teclados de acompañamiento)
Melodías principales (guitarras solistas, sintetizadores lead)
Voces (principal, coros, armonías)
Efectos y sonidos extra
Usa diferentes colores para distinguir tus pistas de un vistazo: por ejemplo, rojo para batería, verde para guitarras, azul para voces. Te ahorrará tiempo mientras trabajas.
Crea buses (canales donde metes varias pistas juntas) para cada grupo. Esto te permite controlar, por ejemplo, todas las voces con un solo fader o aplicar el mismo efecto a toda la batería.
Configura canales para efectos comunes como reverb o eco. En vez de poner estos efectos en cada pista, crea canales de efectos y envía diferentes cantidades desde cada pista. Así ahorras recursos de tu ordenador y consigues que todo suene más unido.
Por último, pon nombres claros a cada pista. «Bombo» es mucho mejor que «Audio 1», y «Guitarra_estrofa» es mejor que solo «Guitarra» si tienes varias.
Una sesión bien organizada es como tener tu habitación ordenada: sabes dónde está todo y no pierdes tiempo buscando tus cosas cuando las necesitas.
3. Balance y niveles: la base de todo buen sonido
Aprende a encontrar el volumen perfecto para cada cosa en tu canción
Mucha gente va directa a poner efectos antes de tener bien los volúmenes. Erroooor. Los profesionales saben que un buen ajuste de niveles resuelve más de la mitad del trabajo.
Empieza desde cero: baja todos los faders a silencio, luego sube primero lo más importante. En música pop, suele ser la voz principal o, en temas instrumentales, el elemento melódico principal. Ajústalo a un volumen cómodo.
Luego, añade los elementos rítmicos básicos: bombo, caja, bajo. Estos forman la columna vertebral de tu mezcla. Después, mete los instrumentos secundarios: guitarras, teclados, coros, y finalmente los detalles pequeños.
Un truco muy útil es mezclar un rato en mono (sin estéreo). Esto te obliga a crear claridad a través del volumen en lugar de la separación izquierda-derecha, y cuando vuelvas al estéreo, tu mezcla sonará mucho más sólida.
No caigas en la trampa de subir todo al máximo. Si algo suena muy bajo, a veces es mejor bajar otras cosas que compiten con él en lugar de subirlo. Mantén al menos 6dB de margen en tu canal master para evitar problemas después.
Instrumento
Importancia
Nivel
¿Para qué sirve?
Voz principal
Alta
Que se escuche bien
Es el mensaje principal
Bombo/Bajo
Alta
Fuerte pero sin tapar la voz
Dan el ritmo y los graves
Caja
Media-alta
Clara y presente
Marca el ritmo
Guitarras/Teclados
Media
Por debajo de lo principal
Dan textura y armonía
Hi-hats/Platillos
Media-baja
Presentes sin dominar
Dan definición rítmica
Efectos/Detalles
Baja
Sutiles
Añaden interés
Ajustar bien los niveles es como preparar una buena pizza: no importa lo buenos que sean los ingredientes si la proporción no es correcta. Si pones demasiado de algo, estropeas el conjunto.
Foto de Gabriel Bodhi
4. Panoramización: repartiendo el sonido de izquierda a derecha
Aprende a colocar cada elemento en los altavoces para crear un sonido envolvente
Imagina tu mezcla como un escenario donde cada instrumento tiene su sitio. La panoramización te permite colocarlos de izquierda a derecha, creando una sensación de espacio.
Empieza con los elementos centrales: voz principal, bombo, caja y bajo normalmente van en el centro (posición panorámica 0). Estos elementos son el ancla de tu canción. Para la batería, piensa como si estuvieras delante de ella: hi-hat ligeramente a la derecha, tom 1 a la izquierda, etc.
Para instrumentos duplicados o capas (como guitarras rítmicas dobles o voces armónicas), prueba a ponerlos en lados opuestos: uno a -40 y otro a +40, por ejemplo. Esto crea sensación de amplitud.
Te recomendamos que evites poner cosas completamente a la izquierda (-100) o derecha (+100). Esto puede sonar raro en auriculares y cansar los oídos. Generalmente, valores entre -70 y +70 suenan más naturales.
Piensa en la panoramización como una balanza: si pones algo pesado a la derecha, pon algo de peso similar a la izquierda para mantener el equilibrio. No tiene que ser perfectamente simétrico, pero sí equilibrado.
La panoramización es como colocar a los músicos en un escenario: no pondrías a toda la banda en un rincón, ¿verdad? Una buena distribución permite que cada instrumento se escuche sin pisarse con los demás.
5. Ecualización: dale forma al sonido
Aprende a controlar los graves, medios y agudos para que todo encaje perfectamente
La ecualización (EQ) es probablemente la herramienta más potente que tienes. Sirve para dos cosas: arreglar problemas y mejorar el sonido.
Empieza siempre arreglando problemas: elimina frecuencias molestas. Usa un filtro de graves (HPF) para quitar los graves que no hacen falta en ciertos instrumentos. Por ejemplo, las voces no necesitan frecuencias por debajo de 80-100Hz, las guitarras eléctricas pueden cortarse a 80-120Hz, y cosas como platillos pueden filtrarse hasta 300-500Hz.
Para encontrar frecuencias feas, usa la técnica del barrido: crea un pico estrecho con mucha ganancia (+10dB) y muévelo lentamente. Cuando encuentres una zona que suena especialmente mal, has encontrado el problema. Baja esa frecuencia (entre -3dB y -6dB) manteniendo la campana estrecha.
Para mejorar el sonido, piensa en «zonas de frecuencia» por instrumento:
Zona
Cómo suena
Instrumentos típicos
20-60Hz
Graves profundos, «feeleo»
Bombo, bajo, sintes
60-250Hz
Calidez, cuerpo
Bajo, bombo, piano, guitarras
250-500Hz
Cuerpo, puede sonar embarrado
Guitarras, voces, teclados
500Hz-2kHz
Presencia, definición
Voces, guitarras, caja
2-7kHz
Claridad, detalle
Voces, platillos, guitarras
7-20kHz
Aire, brillo
Hi-hats, platillos, brillo vocal
Si dos instrumentos pelean en la misma zona, no subas ambos. Decide cuál es más importante y baja un poco esa zona en el otro. Por ejemplo, si bajo y bombo compiten en 80-100Hz, decide cuál quieres que domine y baja esa zona en el otro.
La ecualización es como ajustar el sabor de un plato: a veces hay que reducir un ingrediente para que se aprecie mejor otro. No siempre se trata de añadir más sal; a veces hay que bajar lo que está demasiado fuerte.
Foto de Cristian Rojas
6. Compresión: controla los altibajos
Aprende a domar los picos para que todo suene más sólido y profesional
Mucha gente piensa que la compresión solo sirve para hacer que todo suene más fuerte, pero en realidad es una herramienta para controlar el volumen automáticamente y dar carácter a tus sonidos.
Los controles básicos que debes conocer son:
Threshold (umbral): A partir de qué volumen empieza a actuar
Ratio (proporción): Cuánto reduce el volumen
Attack (ataque): Qué tan rápido empieza a comprimir
Release (liberación): Qué tan rápido deja de comprimir
Knee (rodilla): Si la compresión empieza de golpe o gradualmente
Make-up gain (ganancia): Volumen que añades después para compensar
Empieza con ajustes suaves: ratio baja (2:1 o 3:1), threshold para que comprima solo los picos más fuertes, ataque medio y liberación relativamente rápida. Escucha con atención y ajusta poco a poco.
Cada instrumento necesita una planificación distinta:
Voz: Compresión moderada (3:1 a 4:1) con ataque medio. Mejor usar dos compresores suaves que uno muy fuerte.
Bombo/Bajo: El ataque determina cuánto «punch» mantendrán. Ataque más lento (10-30ms) conserva el impacto inicial.
Guitarras: La compresión puede darles más sustain. Ratios entre 4:1 y 8:1 funcionan bien para guitarras distorsionadas.
Grupo de batería: Compresión suave (2:1) puede dar cohesión al conjunto.
No cometas el error de pasarte comprimiendo, ya que le quitarás toda la vida a la música. Si notas claramente que «suena comprimido», probablemente te has excedido.
La compresión es como un control de volumen automático que baja lo que está muy fuerte y/o sube lo que está muy flojo. Usada con cuidado, crea consistencia sin matar la energía; usada bien, puede definir el carácter de un instrumento.
7. Efectos de tiempo: dale profundidad a tu sonido
Reverb, delay y efectos de modulación: las herramientas que dan dimensión a tu música
Los efectos basados en tiempo convierten sonidos planos en experiencias con profundidad y personalidad. Los dos principales son la reverberación (reverb) y el eco (delay), junto con efectos de modulación como chorus, flanger y phaser.
Reverb: Simula cómo suenan los instrumentos en espacios reales. En vez de ponerla directamente en cada pista, crea 2-3 canales auxiliares con diferentes tipos:
Una reverb de habitación pequeña (0.8-1.2 segundos) para añadir cercanía
Una reverb de sala media (1.5-2.5 segundos) para profundidad
Opcionalmente, una reverb más larga (3-5 segundos) para efectos especiales
Envía diferentes cantidades desde cada instrumento: elementos principales como voces necesitan menos (para mantener claridad) mientras que elementos atmosféricos pueden llevar más. Corta los graves en tus reverbs (por debajo de 100-200Hz) para evitar que suenen embarradas.
Delay: Crea ecos que añaden ritmo y dimensión. Ajusta los tiempos de delay al tempo de tu canción (negras, corcheas, tresillos). Para un sonido más natural, usa tiempos diferentes en izquierda y derecha (por ejemplo, corchea con puntillo a la izquierda y tresillo a la derecha).
Los efectos de modulación añaden movimiento y textura:
Chorus: Crea sensación de varios instrumentos tocando a la vez, ideal para engordar guitarras limpias o teclados
Flanger: Produce un sonido de «avión» característico, útil para efectos especiales
Phaser: Similar al flanger pero más sutil, añade un movimiento ondulante
Un truco pro: pon tus efectos un poco más fuertes de lo que crees necesario, luego baja la mezcla (wet/dry) hasta que casi no notes el efecto. El oyente no lo notará conscientemente, pero sí notaría si no estuviera.
Los efectos de tiempo son como la salsa en un plato: la cantidad correcta realza el sabor original; demasiada tapa el sabor principal. La clave está en usarlos para complementar la emoción de la canción, no para taparla.
Foto de Jerson Vargas
8. Automatización: dale vida y movimiento a tu mezcla
La técnica para que tu canción no suene plana y estática todo el tiempo
La automatización es la capacidad de cambiar cualquier parámetro a lo largo del tiempo, y es un secreto para pasar de una mezcla correcta a una apoteósica. Mientras que una mezcla estática puede sonar bien, una bien automatizada respira y evoluciona con la canción.
Empieza con la automatización de volumen, la más básica:
Sube un poco la voz durante los estribillos para darles más fuerza
Aumenta gradualmente elementos como pads durante un crescendo
Baja sutilmente los instrumentos cuando entra la voz para que se entienda mejor
Controla manualmente picos ocasionales que el compresor no atrapa
Más allá del volumen, prueba a automatizar:
EQ: Abre gradualmente un filtro al principio para crear tensión, o aumenta los agudos en un solo para que destaque
Efectos: Aumenta la reverb en momentos atmosféricos o en la última palabra de una frase
Panorama: Mueve elementos por el espacio estéreo para crear interés
Controles de sintes: Si trabajas con instrumentos virtuales, automatiza filtros o modulación para crear texturas que evolucionan
Existen dos formas principales de automatizar:
Modo grabación: Grabas los movimientos de los controles en tiempo real mientras escuchas
Modo dibujo: Creas y editas puntos de automatización con el ratón
Para secciones emocionales, el modo grabación captura mejor la sensación. Para ajustes precisos, el modo dibujo ofrece mayor control. Lo ideal es combinar ambos.
Un consejo avanzado: automatiza tus envíos a efectos, no solo los niveles directos. Por ejemplo, enviar más señal a un delay en la última palabra de un verso puede crear una transición natural al estribillo.
La automatización es como la interpretación de un músico: añade expresión y emoción a lo que de otra forma sería plano y mecánico. Es lo que hace que una mezcla suene viva en lugar de robótica.
9. El arte del bus y grupos: mezclando por secciones
Técnicas para controlar grupos de instrumentos y dar cohesión a tu sonido
Una vez que has procesado instrumentos individuales, es hora de pensar en cómo funcionan juntos. El procesamiento de grupos (usando buses o submezclas) es una técnica fundamental que da cohesión, control y personalidad a tu sonido.
Agrupa elementos relacionados en buses lógicos:
Bus de batería: todos los elementos de la batería juntos
Bus de voces: voz principal y armonías
Bus de guitarras: todas las guitarras eléctricas y acústicas
Bus de sintetizadores/teclados
Bus de efectos ambientales
Una vez creados estos buses, puedes aplicar procesamiento que afecte a todo el grupo. La «compresión glue» es particularmente útil: usa un compresor con ratio baja (1.5:1 a 2:1), threshold moderado y ataque/release medios. No busques compresión agresiva, sino solo 1-3dB que «pegue» los elementos.
La ecualización de grupo permite hacer ajustes a varias pistas a la vez. Por ejemplo, añadir un pequeño realce a 3kHz en el grupo de voces para darles presencia, o cortar suavemente entre 300-500Hz en el grupo de guitarras para evitar acumulación en los medios-bajos.
Algunos ingenieros aplican saturación suave a grupos para añadir carácter. Plugins como Softube Saturation Knob o incluso un compresor vintage pueden añadir calidez.
Una técnica avanzada es la compresión paralela: duplica tu bus, aplica compresión extrema a la copia y mezcla sutilmente esta versión hipercomprimida con la original. Esto añade densidad y energía manteniendo la dinámica original.
Para crear profundidad, envía cantidades diferentes de cada grupo a tus efectos. Por ejemplo, la batería podría tener menos reverb que los teclados o guitarras ambientales.
El procesamiento de grupo es como trabajar con equipos en un deporte: mientras que el entrenamiento individual hace que cada jugador sea bueno, el entrenamiento en grupo asegura que todo el equipo juegue bien junto.
Foto de Kenji Ogami
10. Finalización: preparando tu mezcla para el siguiente paso
Los últimos ajustes antes de dar tu canción por terminada
La fase final es crucial: es donde haces los últimos ajustes antes de enviar tu proyecto a masterización (o masterizarlo tú mismo). Esta etapa requiere atención al detalle y objetividad.
Empieza con una revisión técnica completa:
Comprueba que no hay distorsión en ninguna pista ni en el master
Verifica posibles problemas de fase entre pistas estéreo
Escucha atentamente buscando ruidos no deseados que pudieran haberse colado
Asegúrate de que las automatizaciones funcionan bien, sin cambios bruscos no intencionados
En cuanto a los niveles finales, deja margen suficiente en tu master. Una buena regla es dejar entre 3 y 6dB de headroom, con picos no superiores a -3dBFS y un nivel medio alrededor de -18 RMS. Esto dará suficiente margen para la masterización sin comprometer la calidad.
Escucha tu mezcla en diferentes sistemas:
Monitores profesionales (si los tienes)
Auriculares (tanto buenos como normales)
Altavoces pequeños tipo móvil o portátil
Sistema de audio casero o de coche
Altavoces del ordenador o teléfono
Hazte estas preguntas durante las escuchas finales:
¿Se entiende claramente lo principal (voz, melodía)?
¿La mezcla suena bien incluso a volumen bajo?
¿Los graves están controlados o ensucian el resto?
¿Los agudos son claros sin ser molestos?
¿La canción mantiene el interés de principio a fin?
Finalmente, toma distancia. Si puedes, deja pasar un par de días antes de dar la mezcla por terminada y vuelve a escucharla con oídos frescos. Es sorprendente la cantidad de pequeños ajustes que notarás después de un descanso.
La finalización es como la revisión final antes de un examen: es tu última oportunidad para asegurarte de que todo está bien antes de entregar. La atención en este punto puede marcar la diferencia entre un aprobado y un sobresaliente.
https://youtu.be/Bg4Ay9hbtRg
Conclusión: tu camino como ingeniero de mezcla acaba de empezar
Ya conoces todos los pasos para convertir grabaciones sueltas en una canción que suene profesional. Desde la organización inicial hasta los ajustes finales, cada paso aporta algo importante a la calidad final de tu música. Recuerda que mezclar, como cualquier arte, mezcla técnica y creatividad. Las reglas están para ayudarte, pero la música está hecha para emocionar y conectar con quien la escucha.
Si quieres aprender más rápido y meterte a fondo en este mundo, te invitamos a conocer el Curso de Especialista en Sonido y Producción Musical de Treintaycinco mm. No solo profundizarás en cada técnica que hemos visto, sino que trabajarás con proyectos reales guiado por profesionales con años de experiencia en la industria. Aprenderás desde la grabación hasta la mezcla final, con trucos profesionales y desarrollando tu propio estilo para destacar entre la multitud.
Recuerda: una gran mezcla no se trata solo de plugins caros o técnicas complicadas, sino de hacer que la canción transmita lo que querías expresar cuando empezaste a crearla. Si consigues que quien la escuche sienta algo, habrás logrado tu objetivo, independientemente de las herramientas que hayas usado.
¡Es tu momento de hacer que tus canciones suenen como siempre has soñado!
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