¿Cómo trabajar la marca personal siendo fotógrafo?

trabajar-marca personal-fotografo

¿Te pasa esto? Eres bueno con la cámara, dominas la técnica, pero sientes que tu trabajo no llega a donde debería. Cuelgas fotones en redes que se pierden en el olvido, mientras ves a otros compañeros, quizá con menos ojo, que se llevan los mejores proyectos. Es una sensación frustrante, la de sentir que tu trabajo no se valora como se merece.

Si te sientes así, que sepas que no eres el único. En un sector con tanta gente, ser un buen fotógrafo es lo mínimo exigible, no es lo que te diferencia. La clave para destacar, para atraer a los clientes que de verdad quieres y poder vivir de esto a largo plazo, no está solo en el equipo que usas. Está en tu marca personal.

Tu marca es, simplemente, lo que te conecta con la gente. Es la historia que cuentan tus fotos y la que cuentas tú. Y no va de inventarse un personaje, sino de todo lo contrario: va de destacar lo que te hace único y saber contarlo.

A continuación, te damos todos los tips para trabajar tu marca personal siendo fotógrafo.

¡Toma nota!

Aclaremos una cosa: ¿qué es y qué no es una marca personal?

Antes de ponernos a construir, tenemos que saber de qué hablamos, porque hay mucho mito con esto que hace más mal que bien.

No, tu marca no es solo tu logo. Muchos fotógrafos creen que tener una marca es encargar un logo chulo y tener un Instagram con un feed perfecto. Pero eso, aunque ayuda, es solo la fachada, la punta del iceberg.

Una marca personal de verdad es mucho más profunda. No se trata de copiar el estilo de los fotógrafos que admiras o de hacer lo que esté de moda esta temporada. Es una mezcla única y tuya de tu visión como artista, tus valores como profesional y, lo más importante, la sensación que dejas en tus clientes cuando trabajan contigo. Tu marca es tu reputación, ni más ni menos. Es lo que se dice de ti cuando no estás delante.

Tu marca es, en realidad, un compromiso. En el fondo, tu marca le dice a un cliente qué puede esperar de ti antes incluso de enviarte el primer email. Si tu marca proyecta una imagen de lujo y exclusividad, el cliente ya espera un trato determinado, una entrega cuidada hasta el último detalle y un precio que vaya en consonancia. Si tu marca es cercana, documental y natural, esperará otro tipo de interacción y, por supuesto, otro tipo de fotos.

¿Ves por dónde voy? Es la mejor forma de filtrar y atraer solo a la gente que de verdad encaja contigo y con tu forma de ver el mundo. Así te ahorras malentendidos y clientes que buscan algo que tú no ofreces.

Y sí, el aspecto visual lo es todo. Aquí es donde entra en juego lo visual. Si tu web, tus emails, tus presupuestos y hasta la forma en que entregas las fotos tienen el mismo aspecto visual, proyectas una imagen de profesionalidad. Esta armonía genera una familiaridad que da muchísima confianza, a veces sin que el propio cliente sepa explicar por qué. Es esa sensación de «este fotógrafo/a sabe lo que hace».

foto-marcelo-chagas
Foto de Marcelo Chagas
Si estás interesado/a en el
Curso de Fotografía Digital

El punto de partida: quien eres como fotógrafo/a

Esto no va de improvisar. Cada decisión que tomes tiene que tener un porqué. Y ese porqué sale de tener muy claro quién eres y a quién le hablas. Así que, antes de nada, tómate un rato para responder a esto con franqueza. Es la base de tu negocio, así que no te lo tomes a la ligera.

Primero: ¿qué quieres que la gente sienta con tus fotos? Y no me refiero a nivel técnico. Olvídate de «nitidez» o «buena exposición«. Piensa en emociones. ¿Buscas que la gente sienta pasión, nostalgia, calma, energía, una sensación de aventura, de paz? Intenta definir el núcleo emocional de tu trabajo con una o dos palabras. Esto será tu punto de partida para que todo lo que hagas después tenga sentido y no te desvíes.

Segundo, y crucial: ¿para quién son tus fotos? «Para todo el mundo» es la peor respuesta posible. Es como intentar gustarle a todo el mundo, que al final no le gustas de verdad a nadie. Tienes que ser muy concreto. No es solo decir «hago bodas». Es pensar: «hago bodas para parejas que odian posar, que son un poco frikis, que montan un fiestón con sus amigos en una casa rural y que valoran más las fotos robadas y naturales que el álbum de cuero«.

¿Notas la diferencia? Este segundo fotógrafo ya sabe perfectamente cómo tiene que hablar, qué fotos debe enseñar en su porfolio y hasta qué precio poner. Un ejercicio que funciona de maravilla es crear a tu «cliente ideal». Ponle nombre. ¿Se llama Lucía? ¿Tiene 35 años, curra de diseñadora, escucha a C. Tangana y se va de festival en verano? Genial. Ahora ya no le hablas a «la gente», le hablas a Lucía. ¿A que cambia la cosa?

Tercero: echa un ojo a tu alrededor, pero para encontrar tu sitio. Mira lo que hacen otros fotógrafos de tu campo. Y que quede claro: no para copiarles, sino para entender qué se cuece y dónde puedes encajar tú. Fíjate en su estilo, en los precios que manejan, en cómo se comunican.

El objetivo es identificar los huecos donde tú puedes aportar algo distinto. Quizás todos en tu ciudad tienen un estilo de edición muy oscuro y dramático, y tú puedes destacar con un estilo luminoso y alegre. O a lo mejor nadie ofrece un servicio de entrega de unas pocas fotos editadas en 24 horas, y así logras una ventaja sobre tu competencia.

Y cuarto: ¿cuál es tu historia? ¿Qué te hace a ti ser tú? ¿Por qué te metiste en la fotografía? ¿Qué cosas de tu vida se notan en tu forma de mirar? Tu historia y tus pasiones son lo que te hace diferente de verdad. No lo escondas, úsalo a tu favor.

A lo mejor tu pasión por la arquitectura hace que tus retratos tengan siempre unas líneas y una composición brutales. O tu pasado como músico te da una sensibilidad especial para la fotografía de conciertos. Eso, que a lo mejor a ti te parece una tontería, es un rasgo único que nadie te puede copiar.

foto-kyle-loftus

Dando forma a todo esto: la parte visual de tu marca

Vale, ya tenemos la base. Ahora toca darle una cara y unos ojos. Esto es lo que la gente ve primero, así que tiene que seguir la línea de todo lo que hemos pensado antes.

Tu logo, esa pequeña firma

Piensa en tu logo como tu firma. Tiene que ser sencillo, que se lea bien y que funcione igual de bien en grande en tu web que en una foto de perfil minúscula en Instagram. Mi consejo: huye de las modas y busca algo simple y atemporal.

Curso de Fotografía Digital

Los colores, que hablan sin decir nada

Los colores comunican sensaciones. Los azules dan confianza, los rojos son pura energía, los tonos tierra y verdes conectan con lo natural. Elige una paleta sencilla (un color principal, uno secundario y otro para detalles como botones) que vaya en la misma línea que la emoción que quieres transmitir.

Las letras, que también tienen su voz

La tipografía es importante. Unas letras más redondeadas y de palo seco (sans-serif) suelen ser más modernas y cercanas. Otras con remates (serif) son más clásicas y elegantes. Elige dos que se lleven bien entre ellas y úsalas siempre. Una para titulares y otra para los textos. Punto. No te compliques la vida.

El porfolio: donde demuestras lo que vales

Tu porfolio es tu mejor vendedor. Es donde un cliente potencial decide si le gustas o no. No es un álbum de tus fotos favoritas, es tu herramienta de trabajo más importante.

La regla de oro: calidad, no cantidad. Y sé radical con esto. Es infinitamente mejor enseñar 15 fotos que te vuelen la cabeza que 100 que estén simplemente bien. Hay muchos porfolios increíbles arruinados por una sola foto mala al final. Es como ver una peli buenísima con un final horrible, te deja mal sabor de boca. No dejes que eso te pase.

Un truco que no falla es el del «sí rotundo». Si cuando miras una foto para incluirla dudas un 1%, es un no. Tu porfolio solo debe tener imágenes de las que estés orgulloso a muerte.

Luego, otra cosa clave: céntrate en lo tuyo. Un porfolio que muestra bodas, recién nacidos, producto y paisajes a la vez lanza un mensaje muy confuso: «soy un fotógrafo que hace de todo un poco, pero no soy experto en nada». Un cliente busca a alguien que le solucione un problema concreto.

Si quieres hacer bodas, tu porfolio principal tiene que ser de bodas. Demuestra que eres el mejor en lo tuyo, no un aficionado a todo.

foto-ron-lach
Foto de Ron Lach

En resumen: tu marca eres tú, así que aprovéchalo

Como ves, montar tu marca personal es un gran trabajo, pero es la mejor inversión que puedes hacer en tu carrera. Va de conocerte, de ser sincero con lo que ofreces y de comunicarlo de forma clara. Recuerda que cámaras buenas hay a patadas. Lo que nadie puede copiar es tu forma de mirar, tu historia y tu trato con la gente. Esa es tu marca. Y esa es la razón por la que te acabarán eligiendo a ti.

Y claro, una marca potente tiene que estar respaldada por una técnica que esté a la altura, que sea incuestionable. Si sientes que es el momento de que tu dominio de la luz, la composición y el lenguaje visual esté al mismo nivel que tu marca, échale un ojo al Curso de Dirección de Fotografía de Treintaycinco mm. Es una formación muy práctica, pensada para que tu talento técnico sea la base que sostenga la gran marca que estás construyendo.

¡Consigue gratis nuestro índice del temario!

Red fotografía Digital

Curso de Fotografía Digital

¡Un asesor se pondrá en contacto contigo lo antes posible!
WhatsApp