Imagina que estás viendo una película. De repente, la pantalla se divide: a la izquierda, un personaje corre por un callejón oscuro; a la derecha, otro prepara una trampa. Aunque estén separados, sientes que sus destinos están unidos.
¿Cómo logra el cine generar esa conexión invisible? La respuesta está en el montaje paralelo, una técnica de edición que, aunque suene compleja, es más común de lo que piensas.
En este artículo, analizaremos en profundidad este concepto para que lo entiendas, incluso si nunca has editado un vídeo. Usaremos ejemplos clásicos del cine y descubriremos por qué este recurso es esencial en la industria audiovisual.
¡Comenzamos!
Definición básica: Unir lo aparentemente desconectado
¿Qué es exactamente el montaje paralelo?
El montaje paralelo, también llamado edición paralela, consiste en intercalar dos o más escenas que ocurren en lugares o tiempos diferentes, pero que están conectadas temática, emocional o narrativamente. Su objetivo es establecer un diálogo entre ellas, ya sea para comparar realidades, generar tensión o resaltar un mensaje.
No hay que confundirlo con el cross-cutting (corte cruzado), aunque son primos cercanos. Mientras el cross-cutting alterna escenas simultáneas para mostrar causa y efecto (como un héroe rescatando a alguien mientras el villano huye), el montaje paralelo busca profundizar en ideas o emociones, aunque las acciones no sucedan al mismo tiempo.
Un poco de historia: Los orígenes del recurso
D.W. Griffith es considerado uno de los pioneros del montaje paralelo. En su película Intolerancia (1916), entrelazó cuatro historias de distintas épocas para criticar la injusticia social. A pesar de su fracaso comercial, Intolerancia influyó significativamente en el desarrollo del lenguaje cinematográfico. De hecho, la historia del montaje paralelo se remonta aún más atrás. Se atribuye a Charles Pathé, en su película The Runaway Horse (1907), uno de los primeros usos de esta técnica.
En los años 70, directores como Francis Ford Coppola llevaron el recurso a otro nivel. En El Padrino (1972), la secuencia del bautismo intercala ritos religiosos con asesinatos, contrastando pureza y violencia. ¿El resultado? Una de las escenas más legendarias del séptimo arte.
Funciones y efectos: ¿Para qué sirve el montaje paralelo?
1. Crear tensión dramática
Alternar escenas de peligro y calma aumenta la ansiedad del espectador. En Origen (Inception, 2010), Christopher Nolan muestra tres niveles de sueño simultáneos: mientras un equipo lucha en una montaña nevada, otro flota en un hotel y un tercero viaja en tren. La edición paralela nos hace sentir que todo podría desmoronarse en cualquier momento.
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2. Establecer contrastes o paralelismos
¿Recuerdas la tierna apertura de Up (2009)? En minutos, vemos la vida feliz de Carl y Ellie, intercalada con escenas de sus sueños incumplidos. El montaje paralelo aquí no solo cuenta una historia, sino que subraya la melancolía de envejecer sin alcanzar metas.
3. Controlar el ritmo narrativo
En El Caballero Oscuro (2008), la secuencia del ferry alterna entre pasajeros discutiendo si activar una bomba y el Joker esperando el caos. La edición acelera el pulso de la escena, aunque los personajes estén estáticos.
Cuando el montaje paralelo no es la mejor elección
Como toda herramienta, el montaje paralelo puede fallar si no se usa con precisión. Algunos fallos típicos que debes evitar:
- Exceso de información: Mostrar demasiadas líneas narrativas sin conexión clara.
- Ritmo desigual: Si una escena es frenética y la otra muy lenta, el contraste puede romper la inmersión.
- Falta de cohesión visual: Cambios abruptos de luz o planos sin relación visual confunden al espectador.
Un ejemplo de montaje paralelo efectivo es El Silencio de los Corderos (1991). En el clímax, alterna el FBI asaltando una casa (acción) con Clarice conversando con Buffalo Bill (suspenso). Aunque son tonos distintos, la edición mantiene la tensión unificada.
Ejemplos cinematográficos que debes conocer
1. El Padrino (1972) – Bautismo y venganza
Coppola une el sacramento religioso con una serie de asesinatos. El contraste entre la música sacra y los crímenes refuerza la hipocresía del poder.
2. Origen (2010) – Realidades superpuestas
Nolan sincroniza tres planos oníricos. Cada corte muestra cómo una acción en un nivel (como una caída) afecta a otro, manteniendo al público orientado en un relato complejo.
3. Celda 211 (2009) – Dos caras de un motín
En este thriller de Daniel Monzón, el montaje paralelo contrasta la perspectiva de un preso que lidera una revuelta con la de un funcionario atrapado en la cárcel. La técnica enfatiza la moralidad ambigua de ambos bandos.
¿Cómo aplicar el montaje paralelo en tus proyectos?
Si estás empezando en el mundo de la edición de video, sigue estos consejos:
- Define el propósito: ¿Quieres generar tensión, comparar ideas o acelerar el ritmo?
- Busca conexiones visuales o temáticas: Un color, objeto o diálogo que una las escenas.
- Prueba con timing: Ajusta la duración de los cortes. Secuencias rápidas transmiten urgencia; las lentas, reflexión.
- Usa sonido como hilo conductor: Una música o efecto que fluya entre ambas secuencias ayuda a cohesionar.
Por ejemplo, si editas una escena de alguien preparando una cena y otro personaje viajando para llegar a tiempo, alternar sus acciones con un reloj de fondo aumenta la sensación de cuenta atrás.
Conclusión: El poder de contar dos historias a la vez
Como has podido comprobar, el montaje paralelo es más que un truco de edición: es un recurso que permite dialogar con el espectador, guiando su atención y emociones sin palabras. Desde el cine mudo hasta las plataformas digitales, sigue siendo una herramienta clave para directores y editores que quieren sorprender al espectador.
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