¿Alguna vez has querido capturar la mirada alienígena de una mantis religiosa o el brillo metálico de un escarabajo?
La fotografía macro de insectos es como tener un pasaporte a un universo paralelo. Un universo donde las hormigas se convierten en gigantes monstruosos y las alas de mariposa nos revelan patrones dignos de la mejor galería de arte.
Si quieres descubrir cómo hacer fotografía macro de insectos, estás en el lugar correcto. No te preocupes si eres principiante; todos hemos empezado persiguiendo abejas con resultados… digamos, bastante desastrosos.
Prepárate para agacharte, ser paciente y ver el mundo desde una perspectiva completamente nueva.
¡Comenzamos!
El equipo: lo que necesitas para adentrarte en lo pequeño
Cámaras y objetivos: tus ojos en el mundo diminuto
El corazón de la fotografía macro está en el objetivo, más que en la cámara. Aunque cualquier cámara con lentes intercambiables servirá (DSLR o mirrorless), es el objetivo lo que marcará la diferencia.
Un verdadero objetivo macro debe alcanzar una proporción de reproducción de 1:1. Esto significa que el sujeto aparecerá en el sensor con su tamaño real. Los objetivos macro de 90-105mm son los más utilizados porque ofrecen una distancia de trabajo cómoda. No tendrás que acercarte tanto que espantes a tu pequeño modelo.
Si no quieres invertir en un objetivo macro de inmediato, puedes probar opciones más económicas. Los tubos de extensión, lentes de aproximación o incluso invertir en un objetivo normal pueden ser un buen comienzo.
Recuerda que cuanto mayor sea la distancia focal, más lejos podrás estar del insecto. Esto resulta especialmente útil cuando fotografías criaturas huidizas o peligrosas. Después de todo, pocos hobbies recomiendan acercarse a unos centímetros de una avispa con aguijón.
Accesorios que marcan la diferencia
Mantener estable la cámara en macro es más difícil que intentar enhebrar una aguja durante un terremoto. Un buen trípode se convierte en tu mejor amigo, preferiblemente uno con una columna central que pueda colocarse en posición horizontal.
Para la iluminación, te recomendamos invertir en un flash anular o un sistema de flash macro dedicado. Habitualmente trabajarás con aperturas muy cerradas que dejan entrar poca luz. Un difusor casero hecho con papel vegetal puede suavizar la luz del flash y evitar esos reflejos duros.
Los fondos artificiales (una hoja de papel de color colocada estratégicamente) pueden ayudar a aislar al sujeto del entorno caótico. Y no olvides lo básico: una buena rodillera impermeable y guantes finos hacen maravillas cuando pasas horas arrodillado en el suelo húmedo.

Equipo básico vs. avanzado: ¿por dónde empezar?
No necesitas gastar una fortuna para iniciarte en la fotografía macro de insectos. Muchos fotógrafos reconocidos comenzaron con un equipo modesto. Si estás comenzando, este es un conjunto básico:
- Una cámara con control manual (incluso una compacta avanzada con modo macro)
- Un objetivo macro o alternativa asequible (tubos de extensión, lentes de aproximación)
- Un trípode estable
- Una linterna para ayudar con el enfoque en condiciones de poca luz
- Tarjetas de memoria y baterías extra
Si ya tienes experiencia y quieres mejorar tus resultados, puedes añadir:
- Un flash macro dedicado con difusores
- Un riel de enfoque para ajustes precisos
- Software de apilamiento de enfoque
- Objetivos macro de mayor calidad
Recuerda que el mejor equipo es el que usas habitualmente. Es mejor dominar un equipo básico que infrautilizar uno avanzado. Incluso un smartphone moderno con una lente clip-on puede ser tu puerta de entrada a este fascinante mundo.

Técnicas para empezar: domina lo básico
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El arte del enfoque: la batalla contra la profundidad de campo
La principal dificultad en fotografía macro es la escasa profundidad de campo. A distancias tan cortas, incluso con aperturas muy cerradas (f/16 o más), la zona de nitidez puede ser de apenas unos milímetros.
Esto significa que puedes tener las antenas de una mariposa perfectamente enfocadas mientras sus alas quedan completamente borrosas. ¿Cómo manejar esta circunstancia?
Trabaja con el plano de enfoque: posiciona tu cámara paralela a la parte más importante del insecto. Si quieres capturar el rostro de una libélula, alinea la cámara perfectamente con su cara.
Domina la técnica de «focus stacking» o apilamiento de enfoque. Toma múltiples fotografías enfocando diferentes partes del insecto y luego combínalas en post-procesado. Programas como Helicon Focus, Zerene Stacker o Photoshop pueden ayudarte.
Para fotografía a mano alzada, prueba la técnica de «balanceo»: mantén el enfoque fijo y mueve ligeramente tu cuerpo hasta que la parte deseada del insecto esté enfocada. Dispara en ese preciso momento.
Configuración de cámara para fotografía macro
La configuración correcta puede transformar una foto borrosa de «algo con patas» en una imagen impresionante. Para la mayoría de las situaciones, el modo manual o apertura prioritaria (A/Av) serán tus mejores aliados. Comienza con estas configuraciones:
- Apertura: entre f/8 y f/16 para equilibrar nitidez y profundidad de campo
- ISO: lo más bajo posible (100-400) para evitar ruido
- Velocidad de obturación: mínimo 1/125s para fotografía a mano alzada
- Balance de blancos: auto o luz día
- Modo de enfoque: manual en la mayoría de los casos
- Formato de archivo: RAW para mayor flexibilidad en la edición
Para insectos en movimiento, aumenta la velocidad de obturación (1/250s o más) y usa el modo ráfaga. Si utilizas flash, puedes sincronizarlo a alta velocidad para congelar el movimiento.
Una técnica que funciona en cámaras DSLR es utilizar el «pre-disparo del espejo» para reducir vibraciones. Si tu cámara tiene WiFi, controlarla desde tu smartphone evita tocarla y causar movimientos.

El acercamiento: encuentra y fotografía insectos
Dónde y cuándo encontrar los mejores sujetos
El mejor momento para fotografiar insectos es por la mañana temprano. El rocío aún está presente y las criaturas están menos activas debido a las temperaturas más bajas. Este «momento dorado» te ofrece insectos relativamente inmóviles, a veces adornados con gotas de rocío.
Las dos horas posteriores al amanecer son especialmente productivas. También puedes tener éxito en las últimas horas de la tarde, cuando muchos insectos buscan refugio para pasar la noche.
Los jardines botánicos, prados con flores silvestres, orillas de estanques y zonas boscosas son excelentes lugares para empezar. Cada hábitat alberga diferentes especies: mariposas en jardines floridos, libélulas cerca del agua, escarabajos en zonas de madera en descomposición.
La estacionalidad también importa. La primavera trae mariposas recién emergidas y abejas polinizadoras. El verano es excelente para libélulas y escarabajos, sin embargo, el otoño puede mostrar arañas tejiendo elaboradas telarañas.
Incluso en invierno, mirando bajo cortezas de árboles o hojas caídas, puedes encontrar insectos hibernando. Si tienes jardín, un «hotel de insectos» puede atraer una variedad de especies directamente a tu hogar.
El arte de acercarse sin asustar
Aproximarse a un insecto sin espantarlo requiere la delicadeza de un ninja y la paciencia de un monje budista. Los movimientos lentos y calculados son fundamentales: acércate poco a poco, evitando proyectar tu sombra sobre el sujeto.
Muchos insectos detectan movimientos mejor que formas. Una aproximación lenta y constante funciona mejor que movimientos bruscos seguidos de inmovilidad.
Es importante que prestes atención a la vestimenta, por ejemplo, si usas colores brillantes podrías atraer a abejas y mariposas, mientras que la ropa de camuflaje es mejor para observación discreta.
Aprende a reconocer los signos de estrés en los insectos. Una mantis que se balancea o una mariposa que abre y cierra repetidamente sus alas suelen estar a punto de volar.
Una buena técnica es la «aproximación en espiral»: en lugar de acercarte directamente, muévete en un patrón circular que te acerque lentamente.
Para insectos nerviosos, usa objetivos macro de mayor distancia focal (150-200mm). Te permiten mantener una distancia cómoda.
No olvides tener paciencia. A veces, quedarse quieto y dejar que el insecto se acostumbre a ti funciona mejor que cualquier técnica de aproximación.
Ética y seguridad en el campo
La fotografía de insectos nos permite admirar la belleza de criaturas que muchos consideran simplemente «bichos molestos». Esto conlleva una responsabilidad hacia nuestros pequeños sujetos y sus hábitats.
Sigue la regla de oro: observa, fotografía y deja todo como lo encontraste. No manipules excesivamente a los insectos, no dañes su entorno y definitivamente no los refrigeres para inmovilizarlos (una práctica desafortunadamente común).
Si necesitas mover delicadamente un insecto, usa una brizna de hierba o una pluma, nunca tus dedos que pueden dañar sus delicadas alas o patas.
En cuanto a tu seguridad, recuerda que estás adentrándote en el territorio de criaturas que pueden picar o morder cuando se sienten amenazadas. Investiga sobre las especies potencialmente peligrosas en tu área.
Usa pantalones largos y camisas de manga larga en áreas con garrapatas o mosquitos abundantes.
Si fotografías en áreas naturales protegidas, infórmate sobre las regulaciones locales. Algunos parques tienen restricciones sobre fotografía de vida silvestre.
Te recomendamos que no desveles las localizaciones al compartir fotos de especies raras o amenazadas. Como fotógrafos, somos embajadores y protectores de estos pequeños seres.

Iluminación y composición: el arte detrás de la técnica
Controlando la luz en el mundo macro
La iluminación también es fundamental en la fotografía macro de insectos. A distancias tan cortas, incluso la luz más suave puede crear sombras marcadas, y cada reflejo en el exoesqueleto se vuelve determinante.
El principal desafío es que, al usar aperturas muy cerradas para conseguir profundidad de campo, reduces la cantidad de luz que llega al sensor.
En días soleados, aprovecha la luz natural posicionando al insecto para que reciba luz lateral o contraluz. Esto crea efectos de retroiluminación en alas translúcidas o revela el contorno de pequeños pelos y antenas.
Un reflector pequeño (incluso una tarjeta blanca doblada) puede ayudar a rellenar sombras. Sin embargo, la mayoría de los fotógrafos macro terminan recurriendo al flash para congelar el movimiento.
El secreto está en difundir esa luz para que no parezca artificial. Construye un difusor con un recipiente de plástico blanco o papel vegetal para suavizar la luz.
La hora dorada proporciona una luz natural inmejorable, pero con las técnicas adecuadas, puedes crear tu propia «hora dorada» en cualquier momento del día.

Composición para contar historias
Más allá de documentar un insecto, las mejores fotografías macro cuentan historias y transmiten emociones. Aplica los principios clásicos de composición como la regla de los tercios, pero adáptalos al mundo macro donde pequeños detalles cobran gran importancia.
Ten en cuenta estos elementos de composición:
- Contacto visual: cuando sea posible, enfoca los ojos del insecto. Nos conectamos instintivamente con la mirada, incluso si es la de una mosca.
- Espacio para moverse: deja más espacio en el lado hacia donde «mira» el insecto, sugiriendo movimiento.
- Contexto ambiental: decide si quieres aislar al sujeto con un fondo borroso (bokeh) o incluir elementos de su hábitat.
- Líneas y patrones: aprovecha las líneas naturales de alas, patas o antenas para crear dinamismo.
- Simplicidad: a veces, menos es más. Un fondo limpio puede destacar los intrincados detalles.
Experimenta con diferentes ángulos. Una vista frontal de una abeja puede transformarla de «insecto común» a «retrato alienígena fascinante».
La perspectiva a nivel de insecto (poner la cámara a su altura) suele crear imágenes más impactantes que disparar desde arriba.

Del campo a la pantalla: post-procesado
Edición para realzar tus instantáneas
El post-procesado es donde puedes pulir tus fotografías macro de insectos. El objetivo debería ser siempre realzar lo que ya está en la imagen, no crear algo que no existía.
Comienza con ajustes básicos: optimiza la exposición, recupera detalles en sombras y luces altas, y ajusta el balance de blancos para representar fielmente los colores.
La nitidez selectiva puede mejorar los detalles en ojos, pelos y texturas. Evita excederte creando halos o un aspecto artificial.
El apilamiento de enfoque o «focus stacking» es quizás la técnica más transformadora en macro. Combina múltiples imágenes tomadas con diferentes puntos de enfoque para crear una sola fotografía con una profundidad de campo imposible de lograr en una toma.
Para fondos que distraen, puedes oscurecerlos selectivamente o reducir su saturación para que el sujeto destaque mejor. Ten cuidado con los recortes artificiales alrededor del insecto.
Antes de finalizar la edición, piensa: ¿Estoy mostrando el insecto tal y como es o lo estoy distorsionando?

Conclusión y consejos formativos
La fotografía macro de insectos es un viaje sin fin hacia un mundo que siempre ha estado ahí, esperando a ser descubierto. Es una disciplina que combina perfectamente arte y ciencia, técnica y paciencia.
Lo importante es dar ese primer paso: sal al jardín con el equipo que tengas, observa con nuevos ojos, y comienza a documentar ese universo en miniatura. Para desarrollar tus habilidades, te recomendamos el Curso de Fotografía Digital de Treintaycinco mm, que te ayudará tanto con los fundamentos como con las mejores técnicas para macro.
La verdadera magia no está solo en las impresionantes imágenes que crearás, sino en cómo transformará tu percepción del mundo natural. Después de observar el intrincado diseño de una libélula, nunca volverás a ver estos «simples bichos» de la misma manera.
Así que carga esas baterías, limpia ese objetivo, y prepárate para agacharte, gatear y maravillarte en el asombroso mundo macro que te espera.



